En Nueva York, 700 profesores cobran por no hacer nada

  • Profesores acusados de conductas inapropiadas, no pueden ser despedidos por estar fuertemente protegidos por los sindicatos.
  • Mantienen sus salarios y vacaciones, pero no pueden dar clase.
  • Pasan las ocho horas de su jornada laboral en habitaciones habilitadas donde juegan al Scrabble, navegan por Internet o leen.
La fuerte protección de su profesión hace muy difícil el despido.
La fuerte protección de su profesión hace muy difícil el despido.
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La fuerte protección de su profesión hace muy difícil el despido.

Cientos de profesores de escuelas públicas de Nueva York, acusados de conductas inapropiadas en el ejercicio de su profesión, continúan ingresando sus salarios mensuales, debido a que, legalmente, mantienen sus puestos de trabajo, aunque en la práctica, no puedan ejercer la enseñanza. La razón de todo ello es una fuerte protección hacia el profesorado, respaldada por unas normas difíciles de franquear.

Según informan desde foxnews.com, el contrato sindical hace extremadamente complicado despedirles, aunque los centros públicos afectados sí les han prohibido continuar enseñando. A pesar de no trabajar, debido a estas prohibiciones particulares, oficialmente no están despedidos, por lo que mantienen sus salarios; y no sólo eso, también pueden disfrutar de las vacaciones de verano y de los fines de semana, al igual que el resto de compañeros de profesión. En lugar de acudir a las escuelas donde antes trabajaban, los profesores imputados pasan su jornada laboral en unas habitaciones,

'rubber rooms', habilitadas en lugares externos al campus, donde permanecen durante meses, o incluso años, esperando a la vista disciplinaria junto a otros colegas de profesión.

En concreto, se sabe que son unos 700 profesores los que actualmente se encuentran en esta situación; asistiendo cada día a dichas estancias en las que, como ellos mismos han confirmado, pueden dedicar el tiempo a lo que más les apetezca. Algunos juegan al Scrabble, otros aprovechan para navegar por Internet, otros practican yoga, leen libros o pintan.

Orlando Ramos, que lleva ya siete meses en una de estas habitaciones, ha explicado, "Básicamente vienes a sentarte hasta que cumples con tus 8 horas de jornada laboral". Las 'rubber room' son consideradas como una especie de 'centros de rehabilitación' para estos profesores, a la espera de ser juzgados. "Ya he visto algunas peleas", aseguraba Ramos.

Sin embargo, hay una destacada peculiaridad con respecto a otros centros de este tipo, y es que en este caso, los profesores sólo acuden hasta cumplir con el

número de horas estipulados en sus contratos, y cobran sus
salarios completos, sin ninguna restricción. Una cantidad que puede alcanzar los
70.000 dólares anuales (unos 50.000 euros).

Muy caro para el contribuyente

El Departamento de Educación de la ciudad ya ha calculado que la medida les estaría costando a los contribuyentes cerca de 65 millones de dólares (unos 46 millones de euros), al mismo tiempo que culpa al mismo contrato sindical.

"Es extremadamente difícil despedir a un profesor por las protecciones acordadas en su contrato", ha declarado la portavoz del departamento Anna Forte. La razón de mantenerles en esas 'rubber rooms' que tanto dinero suponen a los neoyorquinos, es que una de las reglas de ese convenio de profesores establece que éstos puedan permanecer en sus puestos de trabajo hasta ser juzgados. Por otro lado, el mismo contrato prohíbe la posibilidad de encontrar otro trabajo en ese mismo periodo.

Ron Davis, portavoz de la Federación Unida de Profesores, dijo que el sindicato y el Departamento de Educación trataron de llegar a un acuerdo el pasado año para reducir el número de horas que los profesores pasan en estos centros, pero el proceso es muy lento.

Los profesores hablan de "venganza" por parte de sus superiores

Entre las acusaciones, faltas leves como desobediencia a superiores o irregularidades menores, y otras más graves relacionadas con abusos sexuales. Muchos de los profesores dicen estar siendo castigados de forma desproporcionada por jefes vengativos a los que no les ha sentado bien que estos casos trasciendan a la opinión pública, pues sus escuelas se han visto notablemente afectadas.

"El director quiere que tú estés fuera", declaraba Michael Thomas, profesor de instituto acusado de manipular las calificaciones de unos exámenes.

No sólo Nueva York protege a estos profesores imputados y mantiene sus salarios, aunque sí es la ciudad que ofrece mayor número de centros para este cometido; casos similares se han registrado en Los Angeles, donde 178 profesores fueron "alojados" mientras esperaban a la resolución de sus casos, o en Philadelphia, donde también se tiene constancia de esta práctica.

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