Las calles de la Superilla Barcelona estarán cubiertas de pequeños 'panots' y su superficie será verde en un 10%

Una imagen virtual del futuro aspecto de las calles de la Superilla Barcelona
Una imagen virtual del futuro aspecto de las calles de la Superilla Barcelona.
AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
Una imagen virtual del futuro aspecto de las calles de la Superilla Barcelona

Ya ha quedado definido cómo se transformarán, a grandes rasgos, las 21 calles que en 2030 configurarán la Superilla Barcelona, que empezará a tomar forma en junio de 2022, cuando comenzarán las obras para modificar Consell de Cent, Rocafort, Comte Borrell y Girona. Serán de plataforma única y su pavimento consistirá en 'panots' y granito, que permitirán reutilizar en un 30% el agua de la lluvia y sustituirán por completo al asfalto. Y es que los coches se convertirán en meros "invitados" y los peatones, en los "protagonistas", ha señalado este martes la segunda teniente de alcaldía, Janet Sanz. Además, habrá un 10% de superficie verde en lugar del 1% actual y zonas de estancia y juegos infantiles.

Esta es la propuesta de los cuatro equipos ganadores del concurso de ejes verdes que convocó el Ayuntamiento, que se dieron a conocer en marzo.

La previsión es que los proyectos ejecutivos de las primeras cuatro calles de la Superilla Barcelona -y los de cuatro plazas que se construirán en chaflanes por donde ahora circulan vehículos- estén terminados en febrero de 2022, para que los trabajos puedan iniciarse en junio y finalizar en el primer trimestre de 2023. 

Servirán para que durante este mandato la ciudad gane 5,8 hectáreas para los peatones y costarán 37,8 millones de euros. 

Sanz ha señalado que la Superilla Barcelona "adapta la trama Cerdà al siglo XXI" y que deja atrás "un modelo que prioriza al coche" para poner en el centro a los "peatones, la salud, la vida de barrio y el comercio de proximidad".

En este sentido, ha contado que en las calles que formen parte de la supermanzana los vehículos a motor solo podrán circular a 10 kilómetros por hora y sin recorridos rectos, ya que se les obligará a girar en algunos cruces.

Por su parte, el arquitecto jefe del Ayuntamiento, Xavier Matilla, ha detallado acerca de los 'panots' que recubrirán la plataforma única de las vías -sin los actuales desniveles entre acera y calzada-, que serán pequeños, de "20x20 centímetros" aproximadamente, porque eso facilita su reposición. También ha dicho que estarán hechos con materiales más sostenibles y porosos, lo que simplificará la filtración del agua de la lluvia a los acuíferos. 

Este tipo de pavimento no impedirá, ha asegurado, que las calles sean "100% accesibles" para todo tipo de personas, para lo que habrá elementos como encaminadores, botonaduras, semáforos o indicadores de paso.

La carga y descarga estará permitida con control horario y mediante el uso de una 'app', y se garantizará la circulación de los vehículos de emergencias y limpieza. Los contenedores serán más bajos que los actuales, lo que hará disminuir las barreras visuales.

Sobre la superficie verde, Sanz, además de contar que aumentará del 1% al 10%, ha apuntado que los árboles se plantarán en la parte central de las calles para que puedan crecer más y ser más frondosos. Se calcula que una vez la Superilla Barcelona esté finalizada habrá 4.000 nuevos, entre ellos, almeces y tilos. El subsuelo dispondrá de más espacio que el actual para sus raíces y será permeable y fértil.

Se contempla, asimismo, pasar de una iluminación pensada sobre todo para la circulación de los vehículos a una a la medida del peatón, para lo que se instalarán farolas más bajas, también en la parte central de las vías. Entre el nuevo mobiliario urbano previsto estarán, además, bancos, mesas, fuentes y elementos para que los niños jueguen.

Con la construcción de la Superilla Barcelona se espera favorecer al comercio de proximidad, pues según el Consistorio, en 2018, cuando se inauguró la supermanzana del barrio de Sant Antoni, la afluencia de visitantes a la zona de compras se incrementó un 16% y se llegó así a los 64 millones.

La segunda teniente de alcaldía ha recordado que el proyecto no solo afectará al Eixample, sino también a los distritos de Sant Martí y Gràcia. Una vez esté finalizado se compondrá de 21 calles y 21 plazas de unos 2.000 metros cuadrados en los chaflanes, lo que generará 33,4 hectáreas peatonales y 6,6 de verde urbano. Todos los vecinos tendrán a unos 200 metros de sus casas una de estas vías o plazas.

Las cuatro primeras calles en las que se actuará no se transformarán en su totalidad, sino en determinados tramos. Las obras de Consell de Cent se realizarán entre Vilamarí y el paseo Sant Joan; las de Girona, entre la Gran Via y la Diagonal; las de Rocafort, de la Gran Via a la avenida de Roma; y las de Borrell, también de la Gran Via a Roma.

Para acometer los trabajos, el Ayuntamiento de Barcelona está llevando a cabo un proceso participativo con los vecinos.

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