Intentan mantener las apariencias, pero lo cierto es que la tormenta tropical desatada entre los Mohedano y los Ortega Cano lleva camino de convertirse en algo más que un chaparrón puntual.
Las declaraciones incendiarias de Ana María Aldón tachando de insincera a Conchi, la hermana del matador, despertaron el recelo de un Amador que, con esa incontinencia verbal que ya resulta alarmante, arremetió contra la peluquera acusándola de envidiosa y farfullera.
Fuentes cercanas a la familia explican a 20minutos que el desquite mediático de Amador fue el inicio, motivo o empuje para ese totum revolutum actual en el que todos caben. Una catarata de enfrentamientos que se sucedieron durante las semanas siguientes y en los que ha habido reproches telefónicos, gritos, juramentos de sal y demasiadas habladurías.
La recomposición real es difícil, puesto que, aunque todos coinciden en que José está siendo víctima teledirigida, nadie da su brazo a torcer. Ni siquiera su esposa que, aunque ya no vende frutas ni hortalizas, tiene sus escándalos en rebajas como método infalible para sacar rédito o escalar posiciones en el difícil mundo de la colaboración televisiva.
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