Más de 60 días, una investigación "inabordable" y una incógnita sin despejar: el paradero de Tomás Gimeno

Búsqueda de Tomás Gimeno en Tenerife.
Búsqueda de Tomás Gimeno en Tenerife.
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Búsqueda de Tomás Gimeno en Tenerife.

El día 27 de abril comenzó una pesadilla para Beatriz Zimmerman, la madre de las pequeñas desaparecidas en Tenerife Anna y Olivia, que se prolonga aún más de 60 días después. Pese al hallazgo del cuerpo sin vida de Olivia, la mayor, Anna aún no ha sido encontrada y tampoco su padre. La búsqueda ha cesado. La jueza instructora del caso concluyó que era "imposible" continuar con las labores y el responsable de operaciones del Ángeles Alvariño, el buque oceanográfico que exploraba la zona, consideraba "completamente inabordable" esta tarea. 

Hasta el momento, todo apunta a que tanto el padre como la menor de las pequeñas también han muerto: Gimeno habría matado a las dos niñas, las habría tirado al mar y después él mismo se habría suicidado lastrándose hasta el fondo marino con un cinturón de buceo. Pero el hecho de que aún no se haya dado con el cuerpo del padre, ni con el cinturón, deja abiertas algunas incógnitas. Por ejemplo, si pudo huir y dejar las bombonas de buceo como pista falsa; si quiso hacerlo pero, al encontrarse con la Guardia Civil durante el toque de queda, le hizo cambiar de opinión; o si acabar con su vida fue desde el principio su primera opción y tanto su cuerpo como el de Anna no se han encontrado junto al de Olivia por las dificultades que presenta la orografía del fondo marino, que es la principal hipótesis de la investigación y la más probable según los investigadores.  

Las pistas que dejan los tres hallazgos del Ángeles Alvariño

Sin nuevas pistas, tanto la Justicia como los responsables del buque consideran que se han obtenido todos los frutos que la tecnología ha permitido, pero la orografía del fondo marino es inabarcable e inaccesible, por lo que este jueves, finalmente, la jueza instructora decidió poner fin oficial a una larga y tortuosa búsqueda de la que aún quedan incertidumbres.

Durante más de un mes -concretamente, desde el día 30 de mayo hasta el cese de sus actividades-, el Ángeles Alvariño barrió las zonas delimitadas por la Guardia Civil gracias a las inmersiones del ROV Liropus 2000, el vehículo submarino no tripulado para la exploración del fondo. Este robot cartografió un área de unos 250 kilómetros cuadrados entre aproximadamente 100 y 2.000 metros de profundidad. En total, se realizaron 392 horas de filmación casi continua. 

Las casi 400 horas de trabajo dieron como resultado tres hallazgos. El primero de ellos se hizo el 8 de junio: una botella de oxígeno y una sábana que pertenecían a Gimeno. Se encontraron el mismo día que iban a terminar las labores de búsqueda, lo que permitió, gracias a esta nueva pista, continuar rastreando la zona explorada, delimitada a partir del geoposicionamiento del móvil del padre de las niñas la trágica noche del 27 de abril.

El segundo hallazgo fue el del cuerpo de Olivia, la mayor de las niñas, de seis años de edad. Se encontró dos días después, a unos 1.000 metros de profundidad y a unas tres millas náuticas de la costa de Tenerife, dentro de una bolsa de deportes amarrada a un ancla. Junto a ella, se halló también otra bolsa de deportes vacía, en la que podría haber estado el cuerpo de su hermana Anna.

Una orden internacional todavía activa

Ante estos nuevos descubrimientos por parte de la investigación, y frente a la posibilidad de que Gimeno pudiese huir tras asesinar y arrojar por la borda de su embarcación a sus hijas, la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar acordó una orden internacional por la presunta comisión de dos delitos agravados de homicidio y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género. Esta orden, a día de hoy, continúa activa.

El tercer elemento y última pista que el robot submarino del buque oceanográfico encontró es el que aún genera incógnitas sobre el posible paradero de Gimeno: dos botellas de oxígeno. La Guardia Civil confirmó que eran de su propiedad, dado que tienen número de serie y encontraron la factura de su compra en su domicilio. El ROV Liropus 2000 dio con ellas el pasado 24 de junio y una de las líneas de la investigación era que Gimeno las pudo utilizar durante su presunto suicidio para tener lo que se denomina como una 'muerte dulce', y evitando así una muerte violenta por ahogamiento.

No obstante, expertos en buceo explicaron a 20minutos que es muy improbable que ese efecto se produjese en el caso. Arturo Ruiz, instructor de la escuela de buceo Oceania, considera que "un buceador no puede morir por muerte dulce. Una cosa es que te quedes sin aire, y ahogarte debajo del agua no debe de ser nada dulce". Descartado esto, cabe preguntarse, entonces, para qué pudo utilizar Gimeno esas botellas de oxígeno y si pudo usarlas para desviar la atención sobre una hipotética huida.

Tampoco ha aparecido en las exploraciones el cinturón de plomos con el que supuestamente Tomas Gimeno pudo hundirse, con lo que podría tomar peso la hipótesis de que pudo huir. Sin embargo, los investigadores también han subrayado que "no se puede asegurar que un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplazaría rodando pudiendo llegar a un lugar no determinado y, por tanto, fuera de la capacidad de búsqueda de que disponemos".

"Las incógnitas van a seguir ahí"

El portavoz de Beatriz Zimmermann y presidente de la organización SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, ha ahondado en algunas ocasiones en televisión la hipótesis principal con la que trabajan los investigadores del caso: el suicidio de Tomás Gimeno. Según Amills, su intención inicial era huir, pero pudo cambiar de parecer y haberse suicidado al ver a la Guardia Civil en Tenerife.

"Lo tenía todo estudiado y lo realiza todo de forma robótica, excepto la última parte, la de quitarse la vida. Cuando sale de nuevo al mar, después de haber asesinado a su hijas y haberse cruzado en el puerto con la policía, tarda dos horas en suicidarse", explicó Amills.

Tras más de 60 días de incertidumbre, la madre de Anna y Olivia está tranquila tras el fin de la búsqueda, según ha manifestado Amills. Pero lamenta que Gimeno siga sin localizar. 

"Creo que todos hemos perdido, la sociedad ha perdido, porque vamos a dejar a perpetuidad a un cruel asesino al no disponer del cuerpo", considera Amills. "El círculo no ha podido ser cerrado (...) las incógnitas, muchas van a seguir ahí. Podríamos estar convencidos de que terminó con su vida pero la realidad, tristemente, es que su cuerpo no ha sido encontrado", concluye. 

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