Seis meses de vacunas en Madrid: de la escasez de dosis a la autocita nocturna pasando por los 'vacunódromos'

  • La campaña de inmunización ha pasado en medio año por diferentes etapas y no todas han sido positivas. 
Nicanor de 72 años es el primer hombre en vacunarse en la Comunidad de Madrid durante el primer día de vacunación contra la Covid-19 en España, en la residencia de mayores Vallecas, perteneciente a la Agencia Madrileña de Atención Soc
Nicanor, de 72 años, fue el primer madrileño en recibir la dosis de la vacuna.
RRF
Nicanor de 72 años es el primer hombre en vacunarse en la Comunidad de Madrid durante el primer día de vacunación contra la Covid-19 en España, en la residencia de mayores Vallecas, perteneciente a la Agencia Madrileña de Atención Soc

El domingo 27 de diciembre de 2020 todos los ojos estuvieron puestos sobre Nicanor, que se convirtió en el primer madrileño en recibir la vacuna contra la Covid-19. Ya han pasado más de seis meses desde que este hombre de 72 años, residente en una residencia de mayores de Vallecas, recibiera la primera dosis de Pfizer. Aquella mañana abrió el camino a los más de 5,5 millones de madrileños que ya han recibido los dos o el primer pinchazo de la vacuna. 

Este último medio año ha dado para mucho: momentos muy buenos, como la apertura de los grandes puntos de vacunación en la región, y otros no tanto: la escasez en la recepción de remesas de los laboratorios, la incertidumbre que provocaron los cambios de edades recomendadas para las vacunas... 

Los primeros compases de la campaña estuvieron marcados, a partes iguales, por la ilusión de empezar a vacunar para poner fin a los contagios y por la desesperación que provocaba recibir envíos muy escasos de las farmacéuticas. Desde el primer momento de la vacunación, hasta no hace demasiado, las dosis se recibían con cuenta gotas y con cuenta gotas iban llegando a las residencias, las primeras en recibir los sueros, al alojar a la población más vulnerable a la enfermedad y a la que peor lo habían pasado en la primera ola. 

Llegaban remesas con pocas vacunas, cuando llegaban: no pocas semanas los envíos comprometidos se quedaron por el camino. Madrid puso rápido el foco en la necesidad de recibir partidas mayores y más regulares de vacunas, pero esas condiciones tardaron en llegar.

Las remesas con miles de vacunas que empezaron a llegar a finales de febrero permitieron poner en marcha los llamados 'vacunódromos' o puntos de vacunación masiva. Los primeros fueron el hospital Isabel Zendal y el estadio  Wanda Metropolitano. Empezaron a recibir a personal esencial como bomberos, policías, personal de Protección Civil... y un mes más tarde se abrieron estos centros a la población general. Se empezó con las personas de entre 60 y 69 años y se fue abriendo a otros grupos. También se abrió un nuevo punto masivo, en el Wizink Center.

Paralelamente se vacunaba en hospitales y centros de salud a los mayores de 70 años y en las residencias de mayores ya se empezaba a notar el efecto de los fármacos: los contagios y las hospitalizaciones cayeron en picado y esto permitió relajar las restricciones a las que se había sometido a los ancianos para protegerlos del virus. 

Las dudas con Astrazeneca

Los meses de abril y mayo estuvieron marcados por las dudas con la vacuna de Astrazeneca, que ya habían empezado en marzo. Primero, se produjeron cambios en la edad recomendada de administración, unas modificaciones que despistaron sobremanera a los ciudadanos. Pero lo peor fue la aparición de algunos casos de trombos: algunos de ellos tuvieron resultado de muerte y se desataron las alarmas. El Ministerio de Sanidad decidió interrumpir la vacunación unas semanas para estudiar qué estaba pasando y tratar de dar seguridad a las miles de personas que ya habían recibido la primera dosis de esta vacuna en febrero -cuando llegó a España-, marzo y la primera quincena de abril.

Un estudio del Instituto de Salud Carlos III determinó que era posible combinar la primera dosis del laboratorio anglosueco con una segunda de Pfizer, aunque a la hora de la verdad la inmensa mayoría de las personas que recibieron el primer pinchazo de Astrazeneca optaron por recibir el segundo de la misma farmacéutica.  

En junio, la campaña de vacunación entró en una nueva etapa con la autocita. Miles de madrileños echaron mano del sistema habilitado por la Consejería de Sanidad para decidir la fecha y la hora que mejor les venía para vacunarse. El número de puntos en los que se podía elegir fue aumentando... hasta que a finales de mes se produjo una auténtica revolución: se empezó a vacunar las 24 horas del día en el hospital Zendal y unos días más tarde, ya entrados en julio, se sumó al horario 'after hours' el Wizink.

Ya en la primera semana de pinchazos 'non stop' Madrid aceleró el ritmo de pinchazos y en cinco días (del domingo 27 de junio al lunes 1 de julio) se alcanzaron los 406.062, 65.505 más que en los mismos cinco días de la semana anterior.

Desafíos más próximos: verano, vacuna a menores...

A pesar de todos los estadios que ha afrontado ya la campaña aún quedan varios. El principal, por supuesto, completarla y conseguir desterrar la pandemia. Pero antes hay que pasar por otras etapas, como conseguir que las vacaciones de verano de los madrileños no frenen el ritmo de vacunación, la inmunización de los menores de edad de cara al inicio del curso y la efectividad real de los fármacos de Pfizer, Moderna, Astrazeneca y Janssen con las nuevas variantes que ya han llegado y las que están por llegar. 

Otro tema es si la campaña de vacunación contra la Covid-19 tendrá un bis en 2022 o bien una periodicidad anual porque sean necesarias dosis de recuerdo... De momento, Ugur Sahin, uno de los padres de la vacuna de Pfizer, ya aseguró hace unas semanas que su fórmula va a necesitar una tercera dosis a los 9 meses después de la segunda. Pero hasta que se finalice la actual campaña... esa será otra historia. 

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