Una semana después del fallecimiento de Mila Ximénez, la revista Lecturas ha publicado cómo fue la despedida de Jorge Javier Vázquez y Alba Santana, la hija de la periodista, horas antes de su regreso a Ámsterdam, la ciudad donde trabaja desde hace años y en la que estableció su vida junto a su marido y sus dos hijos.

Santana, de 37 años, se pasó esta semana por la casa del presentador para darse un adiós en condiciones. Y así fue: ambos recordaron algunas anécdotas de la veterana comunicadora con sentido del humor y mucho cariño. "Mila era única por exceso y por defecto", explica el catalán en la crónica.

Eso sí, el conductor de Sálvame no pudo evitar sentirse triste por lo que significaba la partida de Santana. "Se me encogió un poquito el corazón. Entendí que también la perdía", expresa en la publicación.

El presentador, que empezó a hacerse a la idea de la marcha de Ximénez el pasado domingo, recuerda la despedida con la hija de esta como un momento muy difícil. El abrazo de ambos, que podría no repetirse hasta dentro de mucho tiempo -Santana viaja a Madrid en contadas ocasiones-, se asemejaba a "un para siempre".

Además, en su crónica, Vázquez lanza una reflexión: "La vida no solo te da segundas oportunidades, sino que te ofrece muchísimas es solo cuestión de verlas y de intentar luchar por ellas". De ahí que todos la recuerden ahora con tanto cariño y siempre con una sonrisa a pesar de "la mala leche que se gastaba".

"La marcha de Mila Ximénez ha logrado que volvamos a ser una piña. Ha conseguido que las aguas vuelvan a su cauce después de la docuserie de Rocío Carrasco", zanja el presentador, que siempre llevará a su amiga en el corazón. Ya lo afirmó tras conocer la noticia de su fallecimiento: "El viaje es infinito. Siempre juntos, Mila".