Quién es María Hernández, la cooperante de Médicos sin Fronteras asesinada en Etiopía

María Hernández, la cooperante española de Médicos sin Fronteras asesinada en Etiopía.
María Hernández, la cooperante española de Médicos sin Fronteras asesinada en Etiopía.
MSF
María Hernández, la cooperante española de Médicos sin Fronteras asesinada en Etiopía.
María Hernández, la cooperante de Médicos Sin Fronteras asesinada en Etiopía.
MSF

A sus 35 años de edad, la cooperante española de Médicos Sin Fronteras María Hernández ha sido asesinado este viernes en la zona del Tigray, en Etiopía. 

Originaria de Madrid, ha desarrollado su labor en la organización humanitaria durante seis años. Inició su andadura en la ONG en el año 2015, en la República Centroafricana, concretamente en Bangui, su capital, donde trabajó como coordinadora financiera entre junio y septiembre. Desde el país centroafricano se trasladó a Yuba, la capital de Sudán del Sur, donde también desarrolló su labor como coordinadora financiera. Permaneció en el país durante un año, hasta octubre de 2016.  

La misma responsabilidad desarrolló desde mayo hasta octubre de 2017, en esta ocasión desde la capital de Yemen, Saná, para luego mudarse hasta la región yemení de Abs, donde trabajó como coordinadora de proyectos hasta diciembre de ese mismo año. 

A mitad de 2018, María Hernández se trasladó hasta México, donde también trabajó como coordinadora de proyectos. Y allí continuó realizando su labor humanitaria hasta finales de agosto de 2019. Tras ello, volvió de nuevo a África, donde trabajó como coordinadora de proyectos desde la región nigeriana de Pulka. Desde allí trabajó durante nueve meses.  

Desde septiembre del año pasado, la cooperante ha sido coordinadora de emergencias de la ONG en Etiopía. La región etíope del Tigray está sumida en una guerra fraticida y vive una grave crisis humanitaria. Según Naciones Unidas, un total de 5,2 millones de personas, el 91% de la población de la zona, necesita asistencia alimentaria de emergencia debido al conflicto que se prolonga en esta región de Etiopía desde noviembre del año pasado.

En declaraciones a EFE el pasado mes de marzo, la propia cooperante criticó esta situación y alegó que creía que había "existido una voluntad de destruir el sistema de salud" del país, "de destrozar su equipamiento, e incluso, de usar algunos de estos centros médicos como bases militares de actores armados".

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