Orbán se queda solo: la ley anti LGTBI alarma a los líderes europeos, que invitan a Hungría a "irse" de la UE

  • "Estamos hablando de algo que va contra nuestros valores, de lo que queremos como Unión", ha dicho Von der Leyen.
  • ​El primer ministro húngaro solo ha encontrado el apoyo de Polonia en el Consejo Europeo.
  • ​Los líderes también han denegado tener una reunión con Putin, como pedían Alemania y Francia.
Viktor Orbán, a su llegada a la cumbre del Consejo Europeo.
Viktor Orbán, a su llegada a la cumbre del Consejo Europeo.
EFE
Viktor Orbán, a su llegada a la cumbre del Consejo Europeo.

Europa contra Orbán. Ese podría ser el resumen de la cumbre del Consejo Europeo que tuvo lugar este jueves y viernes en Bruselas, y que situó como tema principal la ley anti LGTBI aprobada por el Parlamento húngaro hace solo unos días. "Se trata de la vida de las personas, de su dignidad. Tenemos claro que va en contra de nuestros valores, de lo que queremos como Unión". Esas palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, resumen bien la postura de la inmensa mayoría de líderes. De hecho, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, solo ha encontrado el apoyo de Polonia y en menor medida de Eslovenia (que presidirá el Consejo desde el 1 de julio).

En la misma línea que Von der Leyen se mantuvo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. "Tuvimos un debate sincero y necesario sobre los derechos LGTBI, los valores van al corazón de la UE. Es parte de nuestro ADN. La primacía del Derecho de la UE es un principio fundamental. Seguirá su curso", expresó en la rueda de prensa posterior a la cumbre, dejando claro que el camino judicial es una posibilidad muy factible.

Para defenderse, Orbán acusó al resto de socios "de no haberse leído la ley" y se erigió como un "defensor" de los colectivos LGTBI. Escudó su norma en "la libertad de los padres". Pero sus explicaciones no encajaron en la cumbre, y las críticas en algunos casos fueron feroces. La más rotunda fue la del primer ministro neerlandés, Mark Rutte, que llegó a asegurar que Hungría "ya no tiene cabida en la UE". Para el líder belga, Alexander De Croo, si el Gobierno húngaro "no acepta los valores europeos" de libertad, debería "irse" de la Unión.

En total, 17 líderes han firmado una carta que llama a la UE a actuar contra las "amenazas" que atentan contra los derechos de la comunidad LGTBI en lo que se ha entendido como un movimiento más de presión sobre Orbán antes del arranque de la cumbre, a pesar de que el documento no incluye ninguna referencia expresa al Gobierno húngaro ni a su polémica ley. El primer ministro húngaro, en cambio, apuntó que la norma "se basa en los valores cristianos".

Pero una imagen vale más que mil palabras. Cuando la cumbre tocaba a su fin se vieron imágenes de un Orbán aislado, sin entrar en conversaciones con nadie, y solo esperando a poder reunirse de forma bilateral con su único respaldo: el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. La UE se ha dividido en dos, pero una parte es muy mayoritaria.

"El odio, la intolerancia y la discriminación no tienen cabida en nuestra Unión. Por eso, hoy y todos los días, defendemos la diversidad y la igualdad LGBTI para que nuestras generaciones futuras puedan crecer en una Europa de igualdad y respeto", expresó por su parte el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alineado con Emmanuel Macron, quien apuntó que el fondo del debate era la "discriminación" que provocaba la norma húngara. Una ley que Von der Leyen calificó de "vergüenza". El mensaje, por lo tanto, fue en todo momento muy duro con Orbán.

En este sentido, los líderes han celebrado que los comisarios de Justicia, Didier Reynders, y el de Interior, Thierry Breton, hayan enviado una primera carta de aviso a Budapest y esperan que Bruselas siga adelante con los pasos legales necesarios para frenar esta ley.

¿Qué salidas hay? De momento esa: que se estudie la norma y se pueda llevar a los tribunales, pero la UE no puede expulsar a un Estado miembro aunque incumpla con los valores fundamentales recogidos en el artículo 2 del Tratado. La única opción, quimérica porque exige unanimidad, es la aplicación del artículo 7, que dejaría sin voto en este caso a Hungría en el Consejo. Ya se ha abierto esa vía, pero no tiene más recorrido porque exige unanimidad y Polonia siempre va a 'proteger' a Orbán.

Sí que se podría dar en cambio una suspensión de la entrega de fondos regionales, ligados al cumplimiento de los valores. Eso ya se hizo cuando Polonia declaró en todo el país lo que llamaron "zonas libres de LGTBI". En ese momento Varsovia acabó reculando. Además, los fondos de recuperación están ligados a un mecanismo que exige el cumplimiento del estado de derecho. Eso sí, en este caso el proceso es largo porque los países implicados tienen la opción de recurrir ante el TJUE, lo que alargaría el pleito hasta dos años.

Ni oír hablar de una cumbre con Putin...pero avances con Turquía

Pero no solo Hungría estuvo sobre la mesa. Otros de los temas claves fueron la salida de la pandemia, con la vacunación, así como las relaciones con Rusia y con Turquía. En el primer caso, Alemania y Francia habían propuesta una cumbre con Vladimir Putin, del mismo estilo que la que tuvo lugar con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. 

Pero la mayoría de líderes se cerró en banda. "Conmigo que no cuenten", dijo Mark Rutte. Finalmente, la posibilidad de ese encuentro quedó descartada, aunque la UE sigue apostando por la llamada doctrina Borrell, que implica cooperar con Moscú en aquellas áreas que sean necesarias pero confrontar con ellos en otras, como la defensa de los derechos humanos.

Con Turquía el camino parece más abierto. Las conclusiones de la cumbre van en dos líneas fundamentales: por un lado, apuestan por la actualización del pacto comercial con Ankara, pendiente de revisión desde hace tiempo, y por otro, llaman a la Comisión a renovar el pacto migratorio firmado en 2016, aunque todavía no queda claro en qué puntos concretos. El futuro dirá.

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