Valientes y guerreras: un equipo sin límites formado por jugadoras con discapacidad 

  • El equipo Fundación Rayo Vallecano DCA Femenino, primer equipo en la Comunidad de Madrid formado por jugadoras con parálisis cerebral, daño cerebral adquirido y discapacidad intelectual.
  • "Hace meses no podía hacer ni la cama, y ahora, mira, puedo correr", afirma María, jugadora del equipo.
Foto de equipo de la Fundación Rayo Vallecano DCA Femenino.
Foto de equipo de la Fundación Rayo Vallecano DCA Femenino.
Fundación Rayo Vallecano
Foto de equipo de la Fundación Rayo Vallecano DCA Femenino.

El Rayo Vallecano es un club conocido en todo Madrid, con ciertos éxitos deportivos, como el ascenso a Primera División que acaba de conseguir su primer equipo masculino tras vencer al Girona en los play-offs. Pero además de lo que sus diferentes equipos muestran en el terreno de juego, este es un club comprometido con diferentes cuestiones sociales. La Fundación Rayo Vallecano viene trabajando, desde hace cuatro años, por la integración y la inclusión social de personas con distintas discapacidades.

El último proyecto se llama 'Valientes y Guerreras', que supone la creación del equipo Fundación Rayo Vallecano DCA Femenino, primer equipo en la Comunidad de Madrid formado por jugadoras con parálisis cerebral, daño cerebral adquirido y discapacidad intelectual. Para estrenar esta iniciativa por todo lo alto, el pasado sábado 19 de junio se celebró el I Torneo de Fútbol de Madrid ‘Valentía y Coraje’ en la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano, donde debutó el nuevo equipo de guerreras.

A este evento acudió la concejala de los distritos de Villaverde y Villa de Vallecas, Concepción Chapa, quien se mostró orgullosa de poder presidir el torneo y otorgar las medallas a los participantes, en un proyecto que “da visibilidad al deporte como herramienta de intervención en la rehabilitación de las personas”.

José Luis Guerra, director ejecutivo de la Fundación Rayo Vallecano, explica cómo surgió esta iniciativa. “Ya contábamos con un equipo de personas con parálisis cerebral y daño cerebral adquirido, y otro para personas con discapacidad intelectual. A pesar de que son equipos mixtos, hasta este año solo una chica había dado el paso de apuntarse con nosotros. Por otro lado, hicimos un estudio y comprobamos que no existía ni un solo equipo en toda la Comunidad de Madrid para mujeres con discapacidad. Y decidimos que teníamos que dar este paso y abanderar la causa.”

Para Guerra, el fútbol es un deporte “fantástico” porque ayuda a “mejorar la calidad de vida de personas con distintas capacidades”. Es una actividad en la que “se promocionan hábitos de vida saludable que redundan en un mayor bienestar físico y psíquico”. Por otro, “los jugadores pueden encontrar un espacio para relacionarse y formar parte de un grupo, compartir objetivos comunes y, además, sentirse reconocidos”. “Es espectacular observar los lazos que tejen entre ellos y cómo mejoran aspectos clave como la sociabilidad, la autonomía o el estado de ánimo”, concluye el director ejecutivo de la Fundación Rayo Vallecano.

El proyecto acaba de nacer y los retos se vislumbrarán con el paso del tiempo, pero uno de sus artífices, José Luis Guerra, se siente orgulloso de cómo poco a poco se unen más mujeres al equipo y de ver que disfrutan cada vez que saltan al césped. “Es muy emocionante verlas jugar con la camiseta del Rayo. Son nuestras valientes guerreras”, afirma.

María Callejo, jugadora del equipo, junto a Concepción Chapa y José Luis Guerra.
María Callejo, jugadora del equipo, junto a Concepción Chapa y José Luis Guerra.
Fundación Rayo Vallecano

María, líder del equipo

María Callejo tiene 30 años, en marzo de 2020, en pleno confinamiento, sufrió un ictus. A día de hoy sigue sin saber cuál fue la causa. Tras meses de rehabilitación, ahora puede disfrutar del fútbol, gracias al nuevo proyecto ‘Valientes y Guerreras’ de la Fundación Rayo Vallecano. “Decir que formo parte del Rayo Vallecano ya es una ilusión, una motivación más”, asegura la jugadora, que luce el dorsal número 4, orgullosa de vestir cada día la elástica del conjunto madrileño. “Cada fin de semana nos dan una camiseta diferente”, afirma con ilusión.

Un equipo donde ganar no es lo más importante, sino transmitir valores y mejorar las capacidades cognitivas. “He empezado a hacer fútbol, algo que no había hecho en mi vida, y me encanta”, cuenta María entre risas. “Para mí, lo más importante es mejorar en mi rehabilitación, hace meses no podía hacer ni la cama, y ahora, mira, puedo correr”, añade.

“Se necesita dar más visibilidad a las personas que tienen alguna secuela física o daño cerebral, hay muchísima gente que sufre estas patologías, incluso gente joven”, explica María. “Cuando te pasa algo así te encuentras perdido, es admirable que surjan este tipo de proyectos porque sino estaríamos encerrados en casa. Gracias al Rayo Vallecano hemos conseguido hacer un grupo de amigas, nos ayuda a entendernos mucho mejor”, concluye la jugadora.

Las otras superheroínas

Cristina Díaz, integrante del cuerpo técnico del equipo, explica la importancia de crear estas iniciativas que ayuden a concienciar a la sociedad y para apoyar el crecimiento personal de las personas que sufren alguna patología cerebral, como parálisis o discapacidad intelectual. “Lo mejor que les podemos aportar es tener una experiencia deportiva, adquirir un nivel precompetitivo, muchas de ellas no han podido formar parte de un equipo y aquí han encontrado su oportunidad”, recalca. “Este tipo de proyectos les ayuda a ver que ellos también tienen un hueco en la sociedad, que son capaces de formar un equipo, que no hay nada ni nadie que les limite”, asegura con optimismo.

En el torneo disputado el pasado sábado 19 de junio, también hubo un equipo masculino sub-16 con discapacidad, que se enfrentaron al conjunto femenino. Sonia es la madre de uno de los chicos que jugó el partido, quien asegura que este tipo de iniciativas le “alegran” porque siente que su hijo puede socializar con otros y que hay personas que se acuerdan de que existe gente con discapacidad, incluso desde muy pequeños. “Más que el deporte, que le viene fenomenal porque es la mejor forma de rehabilitarse, sobre todo lo que más destaco de este proyecto es que se relacione con un grupo de amigos que tiene las mismas dificultades o parecidas que él”, cuenta con entusiasmo. “El colegio al que va es ordinario y no puede, por ejemplo, jugar al fútbol con el resto de compañeros porque no tienen dificultades motóricas, así que este tipo de iniciativas nos da la vida”, afirma.

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