Crónica de un rescate a la luz de los móviles: otra vez los héroes de Órzola

Emergencias y la Guardia Civil rescatan el cuerpo sin vida de un menor en Órzola (Lanzarote).
Emergencias y la Guardia Civil rescatan el cuerpo sin vida de un menor en Órzola (Lanzarote).
EFE/Javier Fuentes
Emergencias y la Guardia Civil rescatan el cuerpo sin vida de un menor en Órzola (Lanzarote).

De nuevo un rescate que comienza a la luz de un teléfono móvil, otra vez gritos entre las olas, de nuevo una patera que se hunde en la costa de Lanzarote y un puñado de vecinos de a pie que se arroja al agua sin pensárselo dos veces en lo que llegan a Órzola los servicios de emergencia y le arrancan al mar a niños, mujeres y hombres a punto de ahogarse.

Cuatro personas han muerto, entre ellas una embarazada y un niño, y una está desaparecida después de que anoche una lancha neumática con 46 inmigrantes africanos a bordo volcara cuando enfilaba en medio de la oscuridad los últimos metros hacia el puerto de Órzola, cuyos vecinos revivieron casi punto por punto la tragedia que le costó la vida a ocho personas allí mismo el 23 de noviembre pasado.

Como entonces, la rápida reacción de los residentes del barrio de La Condesa ayudó a que el balance de víctimas no fuera aún peor, vecinos como Marcos Lesmes, que se asomó a la ventana tras oír "mucho escándalo". Cogió unos buggies (pequeñas tablas de surf) y corrió hacia el agua guiándose por la luz del móvil. Esta vez sabía bien lo que pasaba: él también ayudó en la patera de noviembre. "Me encontré al llegar con un chico alto, que vestía una camiseta de la selección española de fútbol y que se abrazó a mí mientras pedía ayuda. Le pasé el móvil para que alumbrara la zona y me tiré al agua", ha relatado este miércoles Lesmes.

"Me encontré al llegar con un chico alto, que vestía una camiseta de la selección española de fútbol y que se abrazó a mí mientras pedía ayuda"

El mar en esa zona apenas cubre hasta el pecho, pero por más que Marcos gritaba a las personas que veía que se acercaran hacia él, hacia tierra, no lo conseguía. "No sabían nadar, tenían miedo". Después, fijó la vista en una mujer con un niño de poco más de un año en brazos. Le impactó: "No me lo quería entregar, luego se me lanzó hacia mí con el bebé, pero no quería separarse de la criatura". "La cogí a ella y la puse en el buggy. Al niño lo saqué para fuera, un niño precioso... el pobre lloraba. Te rompe el corazón", relata, todavía emocionado.

Miembros de los servicios de emergencias atienden a los inmigrantes rescatados de una lancha neumática que volcó junto al puerto de Órzola, en Lanzarote.
Miembros de los servicios de emergencias atienden a los inmigrantes rescatados de una lancha neumática que volcó junto al puerto de Órzola, en Lanzarote.
JAVIER FUENTES / EFE

Otra de las personas que anoche salvaron vidas en Órzola fue José Torres Callero, un voluntario de Rescate y Emergencias Norte, que fue de los primeros en movilizarse y llegar a la zona. "Mi instinto fue correr hacia el lugar. Cuando llegué, ya esta estaban Marcos, su mujer y Marcial, vecinos del lugar que estaban rescatando a las personas", explica Torres, que se unió a ellos.

También él se encontró con una madre y un bebé: "No tendría más de un año", recuerda, "lo primero que hice fue cogerlo y me acerqué hacia la madre, que estaba llorando. Le dije en inglés que viniera conmigo y, afortunadamente, parece que me entendió".

"Lo primero que hice fue cogerlo y me acerqué hacia la madre, que estaba llorando. Le dije en inglés que viniera conmigo"

Torres se asustó mucho, porque pensaba que el pequeño estaba en parada cardiorrespiratoria... hasta que le quitó la manta que lo abrigaba: "Vi que tenía los ojos abiertos. Entonces, corrí con el bebé en brazos hasta los equipos de emergencia y se lo entregué". De vuelta al punto del naufragio, se encontró con "otra criatura de entre seis y siete años". "Me la cargué a la espalda, la saqué para arriba y la dejé en manos de los equipos de emergencia y regresé a la orilla para seguir ayudando", rememora.

En ese momento no lo pensó, pero al llegar a casa, con la adrenalina a tope, no pudo conciliar el sueño y una idea le vino a la cabeza de forma recurrente: "Soy padre una niña pequeña. Si estuviera en una situación como la que han vivido esas personas, me gustaría que alguien hiciera lo mismo por mi hija".

"Yo solo tuve el agua por el pecho, pero los vecinos de Órzola, que fueron los primeros en llegar, la tuvieron por el cuello. Me siento orgulloso de los vecinos que tengo", señala.

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