La Justicia de Argentina ha condenado a 15 años de prisión al sacerdote católico Julio César Grassi, al hallarle culpable de un caso de abuso sexual agravado y corrupción de menores.
El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón, situado a las afueras de Buenos Aires, resolvió, sin embargo, que Grassi no irá a prisión hasta que la sentencia se haga firme por un tribunal de Casación, aunque en ese período el sacerdote no podrá ni salir del país ni contactarse con menores.
El religioso también tendrá la obligación de presentarse una vez por mes ante el tribunal, según establece el veredicto.
La Fiscalía había pedido 30 años de prisión para el padre Grassi, mientras que la defensa exigió la absolución del sacerdote al considerar que no había pruebas de las acusaciones en su contra.
Grassi había sido acusado por tres casos de abuso sexual y corrupción de menores, de los que sólo uno fue dado por probado por el tribunal.
Una fundación con mucho dinero
Grassi, de 52 años, llegó a gozar de gran popularidad en los años 90, cuando gracias a sus contactos políticos creó la Fundación Felices Los Niños, que logró integrar unos 50 hogares con más de 6.000 jóvenes pobres, y con el correr del tiempo se convirtió en una de las obras benéficas que más dinero manejó en el país.
La causa que le llevó al banquillo comenzó en octubre de 2002, cuando un canal de televisión de Buenos Aires emitió una serie de informes en los que tres menores acusaban de abusos a quien se hiciera llamar "padre de los que no tienen padre".
Nueve meses de juicio
El juicio oral, pero no público, se prolongó durante nueve meses y declararon en el proceso 130 testigos, peritos psiquiatras y psicólogos que analizaron los casos de Ezequiel, Gabriel y Luis, los tres denunciantes.
Estos jóvenes tenían 9, 13 y 17 años cuando fueron víctimas de las supuestas violaciones del sacerdote, a cuyo cargo vivían en la Fundación Felices Los Niños.
Horas antes de escuchar la sentencia, Julio César Grassi, que siempre se declaró inocente, ha asegurado que pensar en un fallo condenatorio implicaba "el triunfo del mal, la injusticia y las presiones".
Más casos en Argentina
La Iglesia católica argentina ha tenido en los últimos cinco años otros dos casos de sacerdotes condenados por abuso de menores.
El primero de ellos fue Luis Sierra, condenado en noviembre de 2004 a ocho años de prisión por abusar sexualmente de tres monaguillos en un colegio religioso de las afueras de Buenos Aires.
Tres años después el sacerdote Mario Napoleón Sasso fue sentenciado a 17 años de cárcel por el abuso de un grupo de niñas de entre 11 y 14 años que acudían a un comedor comunitario bonaerense.
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