
A pesar de que tanto el embarazo como las semanas posteriores a dar a luz tanto Gigi Hadid como su pareja, Zayn Malik, practicaron un casi total hermetismo para con el nacimiento de Khai (nombre que se supo posteriormente), poco a poco han ido concediendo más imágenes de la pequeña en sus redes sociales y alguna que otra entrevista.
Y de hecho, en la última, que ha concedido a la revista inglesa i-D, la modelo californiana de 26 años ha querido explayarse sobre cómo está siendo para la joven pareja (el exmiembro de One Direction tiene 28 años) la crianza de su primogénita y las dudas que ambos tienen sobre la cuestión racial que a buen seguro le afectará a pesar de su posición privilegiada y de que será criada en una ciudad tan cosmopolita como Nueva York, donde tienen un lujoso piso en Manhattan.
Para empezar, la hermana de Bella Hadid ha querido comentar qué significó para ella pasar gran parte de la pandemia y el confinamiento embarazada. "Se te queda un sabor agridulce porque sé que obviamente el COVID ha sido una tragedia para muchísima gente y sus familias, y sus vidas, y sus trabajos", comienza diciendo, a la par que encuentra "un lado positivo".
"Pude tener una experiencia completa del embarazo y del parto y estar con mi bebé. De no ser por ello, habría tenido que reorganizarlo todo por mí misma. Me dio tiempo a vivir la maternidad tal y como yo deseaba: es decir, sin niñera ni enfermero durante todo el tiempo que pude antes de volver a trabajar", añade.
Poco después se avenía a hablar precisamente de la educación que pretenden darle ella y Zayn en materia de diversidad racial, dado que ambos son fruto del mestizaje de culturas y también ellos se han sentido algo desubicados en otros momentos de su vida. "Como pareja, pensamos y hablamos mucho sobre ello. Es algo que de verdad nos importa, aunque también es algo que ambos experimentamos en nosotros mismos por primera vez", afirma sobre cómo cada uno de ellos enfrentó el racismo cuando eran más jóvenes.
"Nuestros padres tienen su propia herencia, pero nosotros somos la primera generación de raza mixta de nuestras familias, y eso nos llevó a aquella primera experiencia generacional de decir: '¡Oh, joder, yo soy el puente!'", argumenta Gigi, que entiende que como esto no es algo que sus padres "hayan experimentado" no pudieron prestarle "ayuda para superarlo".
"Es algo en lo que llevo pensando toda mi vida. Desde siempre. En ciertos momentos, o yo misma me siento o me hacen sentir que soy demasiado blanca para defender la parte árabe de mi herencia", reflexiona Hadid. "Vas por la vida tratando de averiguar dónde encajas racialmente. ¿Es lo que soy o lo que tengo suficiente para hacer lo que pienso que es correcto?", se cuestiona.
Asimismo, eso le hace llegar a contradicciones: "Pero entonces, ¿es eso sacarle provecho a mi privilegio de ser mitad blanca? ¿Sí? ¿No? ¿Tengo permitido hablar en nombre de esa parte [árabe] de mí o nunca lo he experimentado lo suficiente como para poder hablar?".
Todas estas preguntas son precisamente las que se plantea la pareja con respecto a Khai: "Creo que crecerá sintiendo que, si quiere, puede ser un puente entre sus diferentes etnias. Pero también pienso que será bueno que tengamos esas conversaciones, y que vea de dónde viene eso sin que se lo impongamos. Lo que ella desee es lo que de verdad me entusiasma y poder añadir algo a eso o responder a sus preguntas, nada más".
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