Gijón le declara la guerra a las motos ruidosas. A partir de esta semana impondrán multas de 90 euros a los usuarios que conduzcan ciclomotores con el tubo de escape libre o que superen en 2 decibelios el nivel máximo de ruido permitido (66 dB para vehículos posteriores al 17 de junio de 2003 y 80 dB para el resto).
Todos los multados tendrán hasta 15 días para llevar el vehículo al taller y arreglarlo. Si lo hacen, se les retirará la sanción. Eso no es todo. En el caso de que el ciclomotor supere en 10 dB el ruido tolerable, la Policía retirará tanto el vehículo como la documentación de su conductor. Éste deberá además sufragar los gastos de la grúa.
Los agentes medirán el nivel de decibelios de las motos con un sonómetro. Los controles serán aleatorios por toda la ciudad para evitar que «los jóvenes moteros se avisen entre ellos de las zonas con controles». El Ayuntamiento presentó ayer este dispositivo para «que la juventud entienda que el ruido produce problemas de salud y quejas de los ciudadanos», indicó Begoña Huergo, concejala de Seguridad Ciudadana.
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