Todo apunta a que el botellódromo en el Paseo de los Curas tiene los días contados. El presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Linde, calcula que en tres o cuatro meses las obras del puerto harán imposible la existencia de la zona para beber alcohol junto al recinto portuario, única donde es posible en Málaga.

«No hay fecha exacta, pero en ese plazo se comenzará a cambiar de ubicación la valla del puerto», indicó Linde a 20 minutos.

El actual muro de piedra coronado de herrajes que separa el recinto del paseo de los Curas desaparecerá, pero una nueva valla se colocará entre la calle y el Palmeral de las Sorpresas, que se construye sobre el muelle 2, paralelo al paseo de los Curas y 1,5 metros por encima. Así se evitará que un viandante caiga en el desnivel.

Alternativas

El director del Área de Juventud, Mario Cortés, asegura que el Ayuntamiento no les ha comunicado oficialmente un plazo para retirar el botellódromo. Cortés estudia si trasladarlo a un lugar alejado del centro o prohibirlo, ya que cree que no hay otro emplazamiento posible en la parte histórica de la ciudad.

La encuesta a 900 jóvenes para conocer sus alternativas ha dejado «decepcionado» a Cortés. «Se insiste en una zona cercana al centro, pero no es posible según la legislación de ruidos». Si se muda el botellódromo lejos del centro, «habría que instalar líneas de autobús y hacer muchos controles de alcoholemia para evitar accidentes de tráfico».

Lugares descartados

Juventud descarta ciertas ubicaciones alternativas para el botellón. El rastro de Martiricos haría que los jóvenes atravesasen zonas muy pobladas en actitud ruidosa; el túnel de la Alcazaba no tiene el visto bueno de Tráfico, que teme atascos en todo el centro y la Alameda si se interrumpe esa vía (calle Alcazabilla es ahora peatonal); el cauce del Guadalmedina generaría mucho eco y amplificaría el ruido.