La muestra, que podrá visitarse hasta finales de agosto, expone diversos tipos de botijos: de cristal, reconvertidos en máquinas de beber como el decorado por Roberto Fernández Soravilla; botijos que son el reflejo de que ancha es Castilla como el pintado por el palentino Chema Manzano, otros coloridos como el aportado por Eduardo Úrculo o el donado por Antonio Mingote, y otros modelos carentes de color, pero contrazos igualmente históricos, como el ilustrado por Forges o el regalado por Salvador Dalí.

Los 40 botijos expuestos forman parte de una extensa colección de más de un centenar que el folclorista segoviano Ismael Peña guarda en su casa.

Según ha explicado el propio Ismael Peña, además de esta colección guarda más de 1.200 instrumentos de música, 2.700 juguetes, 600 trajes, 700 encajes, 1.200 elementos de la vida diaria de oficios, "todos ellos coleccionados por un segoviano, pequeño pero segoviano de corazón para que no se olviden en este bonito lugar".

Por su parte, el presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, ha asegurado que la exposición la compone un elemento que es conocido para los que habitan en Castilla. "Es un elemento que no conoce de grupos sociales ni de estratos, se ha podido ver en cualquier terreno de labranza como en la entrada de cualquier casa señorial sevillana" ha señalado.

"Es un elemento que identifica también socialmente muchas de las épocas de la historia" ha añadido el presidente de la Diputación.

Por otro lado, Miguel Ángel de Vicente ha puesto en valor a los autores que han realizado los botijos, al igual que como ha explicado Peña, autores que "generosamente y amistosamente han dibujado, han plasmado, han pintado e incluso en alguna ocasión han roto... en definitiva, han hecho lo que han querido con ellos para ir conformando la colección".