Como les ha pasado a todos los colaboradores, Antonio Canales, nueva cara de Sálvame, está en el punto de mira de la cúpula del programa. Tanto, que este martes ha tenido que bautizarse -a la fuerza- en la primera "encerrona" del espacio del corazón de las tardes de Telecinco.
El programa le advirtió de que sabía un importante secreto sobre él. Un secreto que fue mostrado en forma de misteriosa caja que Paz Padilla se encargó de llevarla hasta el sitio del bailaor. En ella había un ladrillo, con lo que Canales ató cabos y lo vinculó con un problema inmobiliario grave que tuvo en el pasado y que todavía no ha podido resolver.
De esta forma confesó dos cosas que nadie sabía hasta ahora. Una, que una expareja le "robó" su casa de Sevilla; y otra, que le debía dinero a una persona a la que le dejaba que se llevara el atrezzo de sus espectáculos.
La persona o el personaje con el que yo estuve después de mi mujer se quedó con mi casa de Sevilla"
En cuanto a la primera cuestión, aseguró: "La persona o el personaje con el que yo estuve después de mi mujer se quedó con mi casa de Sevilla. Yo la puse a su nombre cuando tenía problemas con Hacienda porque mis hijos eran menores y porque estaba muy en el amor en este momento, y no podía tenerla a mi nombre. Más tarde, cuando le pedí que me la devolviera y no lo hizo".
Una vez desvelados sus secretos, la cosa no quedó ahí, ya que el programa contó con el testimonio de una persona que asegura que Canales no le ha pagado el alquiler de un trastero de Sevilla "desde hace 18 años", por lo que la deuda del bailaor asciende a 38.880 euros, aunque el exsuperviviente lo niega.
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