Bajo el lema de 'Menja bé i salva el clima', esta campaña se trasladará en los próximos días a los mercados municipales de la ciudad, donde están programadas actividades lúdicas infantiles y familiares, puntos itinerantes de información y diversos espectáculos.

Al acto de presentación de la campaña han asistido el alcalde de València, Joan Ribó; los concejales de Emergencia Climática y Transición Energética, y Comercio, Alejandro Ramon y Carlos Galiana, y la directora general de Cambio Climático de la Generalitat, Celsa Monrós.

Así, desde este lunes 31 de mayo hasta el próximo 8 de junio los puntos informativos se alternarán entre los mercados de Algirós, Jerusalén, Central, Russafa, Rojas Clemente, Cabanyal, Benicalap y Castilla. El horario de apertura será de 10.00 a 13.30 horas.

En los puntos informativos, se trasladará a los vendedores y usuarios de los mercados la relación entre el clima y los hábitos alimentarios, se informará sobre la trazabilidad de los productos, se advertirá sobre los peligros medioambientales del desperdicio alimentario y se aconsejará sobre alimentos saludables y sostenibles.

Por otra parte, el sábado 5 de junio se llevarán a cabo distintas actividades en las plazas de los mercados del Cabanyal, Rojas Clemente y Russafa, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente.

Habrá un taller para cocinar recetas saludables contra el cambio climático, animaciones infantiles y la obra de teatro 'Operación bikini del desierto'. Además, diferentes entidades vecinales expondrán sus proyectos e iniciativas sobre la relación entre la alimentación y el cambio climático.

El domingo 6 de junio, de 10.00 a 13.30 horas, la actividad se trasladará al Jardín Botánico, donde se ofrecerán actividades familiares sobre la gestión de los huertos ecológicos.

"CUIDAR EL PLANETA"

Joan Ribó ha subrayado que "en el acto de comprar y de saber gestionar la comida, cuidamos al planeta y nos cuidamos a nosotros mismos". "Es muy importante que, cuando pensemos en qué podemos hacer para prevenir y trabajar contra el cambio climático, pensemos en qué comemos desde el punto de vista de su huella de carbono", ha destacado.

Ribó ha remarcado que aproximadamente la tercera parte de los gases de efecto invernadero se producen en el sistema agroalimentario, como consecuencia del transporte, la fabricación de abonos, la transformación de los alimentos o el proceso de comercialización.

"No es lo mismo comerse una cereza que viene de Nàquera o una cereza que viene de Chile, aunque puedan tener el mismo gusto", ha apuntado, al tiempo que ha agregado que "tampoco es lo mismo comprar unos espárragos que vengan de Navarra o de Perú".

El alcalde ha defendido para luchar contra el cambio climático hay que "apostar por los alimentos de proximidad y una gestión ecológica de los productos", así como "evitar malgastar los alimentos y comer saludable".

En este sentido, ha señalado que "a la hora de ir a comprar no debemos ir a ver qué es lo que vemos, sino que debemos hacer una listo con aquello que tenemos que comprar en función de la gente que tenemos en casa".

Asimismo, ha asegurado que "el comer respetuosamente con el medio ambiente está muy relacionado con el comer saludable". "Actualmente tenemos casi otra pandemia, que es la pandemia de la gente que tiene la barriga muy grande, de la obesidad", ha lamentado y ha indicado que este problema está "muy relacionado con las malas formas de comer".

"NO TODOS LOS ALIMENTOS SON IGUALES"

Por su parte, el edil de Emergencia Climática y Transición Energética ha resaltado "la importancia de la alimentación y la cesta de la compra que hacemos todos los días" porque "no todos los alimentos son iguales para el cambio climático ni dejan la misma huella de carbono".

El edil ha puesto en valor "la compra responsable que cualquier vecino de la ciudad puede hacer en los mercados municipales" compuesta por "alimentos del entorno, de la huerta y de kilómetro cero".

Estos alimentos "son más amables con el clima y mucho más sostenibles que esos alimentos que vienen de lejos, importados por vía terrestre o marítima".

"Es evidente que las naranjas de proximidad de la huerta valenciana no solo están más buenas, sino que además tienen una huella de carbono muy inferior a unas naranjas que puedan venir en barco desde Sudáfrica, por ejemplo", ha apuntado.