Todo sobre las plantas crasas: cómo cuidarlas y cuáles son las especies más interesantes para tener en casa

Las crasas son plantas todoterreno acostumbradas a sobrevivir en condiciones difíciles.
Las crasas son plantas todoterreno acostumbradas a sobrevivir en condiciones difíciles.
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Las crasas son plantas todoterreno acostumbradas a sobrevivir en condiciones difíciles.

Especialmente de moda en los últimos años, las plantas crasas, también llamadas suculentas, son aquellas que acumulan agua en sus tejidos para adaptarse a los ambientes secos y calurosos. Primas hermanas de los cactus, están acostumbradas a los ecosistemas más áridos, ya que la mayoría son de origen africano y americano. ¿Y cómo captan esa humedad? Muchas tienen pelillos en la superficie o recubrimientos encerados en las hojas y los tallos. Aunque sean muy resistentes necesitan de algunos cuidados esenciales. Eso sí, realmente sencillos, por lo que son especies adecuadas hasta para los que tengan muy poca mano con la jardinería.

Poca agua

Como ya hemos comentado las suculenta son capaces de absorber la humedad del ambiente y retenerla en sus hojas, tallos y raíces por lo que sus necesidades de riego son bastante reducidas. Más vale quedarse cortos que pasarse. Estas serían las frecuencias según la estación del año: 

 
- A principios de primavera, cuando va despareciendo el frío y las plantas empiezan a brotar convendría regarlas cada 10 o 12 días.

- En los meses de verano podemos aumentar esa frecuencia a cada 4 u 8 días.

- En otoño volveremos a reducir esa frecuencia a cada 8 o 10 días. De esta manera la planta va entrando en la fase de reposo invernal.

- En invierno no necesitarán casi agua, pudiendo espaciar el riego hasta 20 o incluso 40 días. De hecho, con temperaturas menores a 10 grados sería mejor no regarlas para evitar que se pudran. 

Conviene hacer riegos profundos que lleguen a las raíces (eso sí eliminando el agua sobrante del plato y dejándola drenar) y permitiendo que la tierra se seque entre riego y riego.

Ni frío ni calor

Durante el invierno es importante que las crasas no estén a temperaturas superiores a los 20 grados, ya que esto impediría su reposo invernal, algo fundamental para estas plantas. Pero tampoco conviene que la temperatura esté por debajo de los 7 grados y, sobre todo, no pueden coexistir el frío con la humedad ya que la planta podría morir.

La importancia de la luz

Las suculentas necesitan mucha luz pero esto no quiere decir que tengamos que someterlas al sol directo (sobre todo en verano). Para poder mantener una correcta hidratación necesitan guardar bien sus reservas de agua y exponerlas directamente al sol las deshidrata. Un truco: si las hojas se ponen de color rojizo es un signo de que se están quemando, si palidecen de que necesitan más luz.

Bien alimentadas

Aunque son plantas todoterreno que pueden sobrevivir en suelos muy áridos crecerán más fuertes si cuentan con una tierra bien abonada. Si se cultivan en maceta se puede aplicar un abono dos o tres veces durante los meses de primavera/verano utilizando un fertilizante líquido y si están en jardín se puede optar por un abono natural. En el mercado existen sustratos especiales y también fertilizantes formulados especialmente para cactus que también son una buena opción para plantas crasas.

¿Cuáles son las crasas más populares?

Hay muchísimos tipos de suculentas pero éstas son algunas de las más populares:

- Sanseviera: Se la conoce popularmente como ‘lengua de suegra’, ‘lengua de tigre’ o ‘espada de San Jorge’. Característica por su hojas planas y acolchadas en forma de lengua es una planta de interior muy fuerte y resistente. Requiere una buena iluminación para crecer y unas temperaturas en torno a los 16 y 21 grados.

- Echeveria: Originaria de las zonas cálidas de Estados Unidos y México, sus hojas son planas y carnosas y están dispuestas en forma de roseta. Se caracterizan porque crecen directamente del suelo. Hay unas 400 especies distintas de esta variedad y puede ubicarse tanto en el interior como en el exterior (siempre con buena luz directa).

- Siemprevivas: Definida como la planta suculenta eterna porque es dada a generar hijuelos de los que surgen nuevas plantas. Se caracteriza por sus pétalos carnosos dispuestos en torno a una roseta que se van superponiendo de manera que las hojas nuevas se posicionan sobre las más antiguas. Como sus compañeras necesitan estar en una zona luminosa y un riego moderado.

- Cola de burro: originaria de México y característica por su color azul verdoso, puede llegar a ser colgante. Es realmente llamativa y posee un crecimiento espectacular. Crece igual de bien en interior como en exterior. Le gustan los ambientes luminosos pero es mejor situarla donde esté protegida del sol.

- Árbol de Jade: muy característica por su forma de árbol es una de las crasas más apreciadas por su belleza. Se trata de una planta muy especial por sus hojas tubulares que cambian de color según la época, con la posibilidad de ponerse verde brillante o verde oscuro con las puntas rojizas. Cuando florece de primavera a otoño sus flores son pequeñas en forma de estrella de color blanco o rosado. Es una planta con crecimiento lento, pero con los años puede llegar a medir más de 50 cm.

- Aloe vera: una de las suculentas más populares. Procede del noroeste de África y es habitual encontrarlas en las Islas Canarias. Sus hojas son carnosas y alargadas, de color verde y aunque existen varios tipos todos tienen sus márgenes dentados. Necesita mucha luz y no soporta el exceso de humedad. Algunas especies pueden llegar a alcanzar los 4 o 5 metros, aunque su ritmo de crecimiento es lento. Además, se trata de una planta que ofrece numerosos beneficios con los que se pueden fabricar gran cantidad de productos, estas propiedades las podemos encontrar en el interior de sus pencas, por lo que se tiene que cortar la hoja abrirla y extraer el jugo de sábila.

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