Las investigaciones se iniciaron cuando los agentes tuvieron conocimiento de que había varias denuncias en distintos establecimientos de la localidad donde presuntamente se estaban "almacenando y comercializando los productos fraudulentos".

Se procedió a la inspección de 16 establecimientos, en la que comprobaron que los supuestos productos fraudulentos "se encontraban dispuestos para su distribución y su comercialización ilícita".

Algunos productos de marroquinería intervenidos se encontraron sin ensamblar, y "materializaban la falsificación en el momento de ejecutar la venta y, así, podían estar en posesión de un muestrario para los clientes con el fin de enmascarar la actividad ilícita".

Otros productos, como los juguetes, se componían de pequeñas piezas que "podían ser peligrosas para el uso infantil".