La polémica envuelve la puesta en libertad de un presunto homicida. El asesino confeso de Juanjo, el joven que murió cosido a puñaladas (recibió 29 cuchilladas) en el Barrio del Pilar el 27 de noviembre de 2008, ha sido puesto en libertad tras pasar tres meses en prisión preventiva.

El juez ha decretado su salida de la cárcel tras considerar que no hay riesgo de fuga del agresor, ya que éste no cuenta con antecedentes. Eso sí, tras el pago de una fianza de 20.000 euros. Los padres de Juanjo, sin embargo, no se muestran tan de acuerdo con el juez.

José y Asunción, los progenitores de la víctima, han convocado una manifestación para este sábado a las 18.00 horas en la Puerta del Sol con el fin de reclamar justicia. "No entendemos cómo un asesino confeso puede estar en la calle a la espera de un juicio que, según nos han dicho, podría no llegar hasta dentro de tres o cuatro años", dice José Sopuertas, padre de Juanjo.

"Amigo de sus amigos"

La víctima trabajaba como celador en un hospital, aunque su sueño era montar una peluquería, ya que había estudiado para esteticista. Tenía 27 años. "Nunca se metía con nadie. Era amigo de sus amigos y muy buena persona", explican sus padres a 20 minutos.

La misma mañana del suceso, Juanjo fue visto en una gasolinera de Carabanchel (el barrio donde vivía) recargando su teléfono móvil. Horas después, su cadáver aparecía en el piso de su agresor en el Barrio del Pilar (Fuencarral-El Pardo), en la otra punta de Madrid. Nadie sabe cómo acabó ahí, aunque, según algunos testigos, todo se inició tras una pelea con la pareja del asesino confeso.

Otro inculpado, herido

El agresor de Juanjo alegó en su declaración que las 29 puñaladas fueron en defensa propia. Al parecer, halló a Juanjo en su piso después de ver a su pareja (un ecuatoriano con el que vivía y que también está imputado en el caso) en las escaleras con la cabeza abierta. Varias personas habían escuchado una trifulca minutos antes. Ambos reconocieron que no conocían de nada a Juanjo.