A los arrestados se les imputa los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal. Dos de ellos también pasaron a disposición judicial por un presunto delito de blanqueo de capitales ya que utilizaban los bares como empresas tapadera para blanquear sus ingresos ilícitos.

El titular del Juzgado de Instrucción de Gijón que supervisaba las actuaciones ha decretado el ingreso en el Centro Penitenciario de Asturias para tres de los detenidos, el resto ha quedado en libertad con cargos. También se ha solicitado el cierre provisional y el precinto judicial de cinco de los locales inspeccionados regentados por los detenidos.

La investigación se inició a principios del mes de Octubre del 2.020 tras varias quejas vecinales que daban cuenta de la actividad ilegal que supuestamente se estaba desarrollando en un bar ubicado en barrio de Pumarín de Gijón y que estaba generando malestar e inseguridad en la zona.

El desarrollo de las pesquisas hizo aflorar la existencia de una organización, liderada por los miembros de una familia de origen marroquí, dos hermanos y sus dos primos que disponían de una fuerte infraestructura en la ciudad teniendo activos números puntos de venta y de distribución de estupefacientes, principalmente hachís, en bares repartidos por los barrios de Pumarín, El Llano, Ceares y El Bibio y en dos pisos de los barrios del Coto y La Perchera. Destacar además la existencia de otro piso más, ubicado en el barrio del Llano, que era utilizado como laboratorio de Clorhidrato de la cocaína que era adulterada con sustancias de corte previamente a su distribución.

La labor de los investigadores determinó que los miembros de la organización enviaban a Marruecos parte de los beneficios obtenidos de la actividad ilegal y el dinero era retirado y gestionado por un hermano de uno de los líderes de la organización de Gijón, quien a su vez figuraba como titular de uno de los bares utilizados para la venta de hachís y cocaína en la ciudad.

Los investigadores del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Gijón estiman que la organización desmantelada tenía una capacidad de distribución diaria de cien gramos de hachís y cuatro gramos de cocaína por punto de venta, lo que se calcula una distribución mensual de veintisiete kilogramos de hachís y más de un kilo de cocaína.