
Las aves son capaces de detectar el campo magnético de la Tierra y así consiguen orientarse, descubrimiento que ya había intuido Albert Einstein décadas antes de que saliera a la luz.
Así lo ha demostrado una carta inédita que ahora ha sido descubierta y estaba dirigida a Ghyn Davys, un ingeniero de la Marina Real Británica.
"Es concebible que la investigación del comportamiento de las aves migratorias y de las palomas mensajeras pueda algún día conducir a la comprensión de algún proceso físico que aún no se conoce", escribió.
En el texto mencionaba un estudio de Frisch acerca de la orientación de las abejas.
Esta carta la ha sacado a la luz unos investigadores de la Universidad RMIT de Melbourne.
El documento muestra como ya hace 72 años, Albert Einstein pudo vislumbrar este mecanismo.
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