Crónica de una decisión histórica: así nació el 15-M con los primeros '40 de Sol' al grito de "¡Esta noche nadie marcha!"

Los que decidieron quedarse por la noche llevaron esterillas, cartones y sacos de dormir (16 de mayo).
Los que decidieron quedarse por la noche llevaron esterillas, cartones y sacos de dormir (16 de mayo).
JORGE PARÍS
Los que decidieron quedarse por la noche llevaron esterillas, cartones y sacos de dormir (16 de mayo).

Ese día la capital amanecía con una calma que precedería a la tormenta. Salía el sol en Madrid, aparentemente como un día cualquiera, y sin que el país pudiese siquiera imaginarse que ese amanecer, ese día 15 de mayo de 2011, quedaría marcado en la agenda como la jornada en la que se gestaría un nuevo movimiento. Un fenómeno que encendería la mecha de la indignación ciudadana hacia el sistema político y la crisis económica. Nadie podía imaginarse al alba que, al anochecer, nacería una nueva forma de reivindicar y expresar el malestar que demostró sentir mucha gente.

Más de 50 ciudades vieron cómo sus calles se llenaban del clima de hastío intergeneracional que logró encontrar un día y un espacio para estallar. No fue algo casual, aunque en ese entonces se pensase que sí. 

Meses de trabajo y organización por parte de diversas plataformas desembocaron en marchas multitudinarias formadas por más de 130.000 personas en todo el país. Pero lo realmente determinante sucedía horas después, al finalizar la movilización de Madrid con el ocaso del día.

Manifestación del 15 de mayo de 2011 en Madrid, organizada por Democracia Real Ya, que fue el germen del movimiento 15-M.
Manifestación del 15 de mayo de 2011 en Madrid, organizada por Democracia Real Ya, que fue el germen del movimiento 15-M.
José  Andrés Cazorla

En el Kilómetro 0, todavía excitados por el ambiente reivindicativo, por la gran acogida que había tenido la protesta y, en definitiva, por sentirse parte de algo que todavía no sabían muy bien qué era, un grupo de personas se preguntó: "¿Y si nos quedamos aquí hasta las elecciones?". Eran los ya conocidos como "Los primeros 40 de Sol". Megáfono en mano, Miguel Arana Catania, un joven estudiante de Física, tomó la iniciativa de organizar "el campamento" rodeado de decenas de personas que coreaban emocionados: "¡Esta noche nadie marcha!".

Un vídeo difundido posteriormente inmortalizó ese momento, en el que un grupo de personas -muchos desconocidos entre ellos- se reunían junto al Oso y el Madroño de la plaza de la Puerta del Sol e inauguraban una forma de tomar decisiones, asamblearia, que prevalecería en esa emblemática plaza madrileña durante los próximos cuatro meses. "El campamento lo podemos montar aquí mismo", afirmaba entonces el joven Arana. "No podemos poner tiendas de campaña, probablemente porque si no, nos van a echar en dos segundos", añadió poco después.

Apenas podía sospechar el físico que precisamente las tiendas de campaña invadirían esa plaza durante meses, como símbolo de protesta y sede de los autoproclamados "Indignados", en honor al libro de Stéphane Hassel. Dos días después la policía cargaría con fuerza para tratar de desalojar un campamento que fue extendiéndose, literal y simbólicamente, de forma exponencial. Un desalojo que culminaría con algún que otro enfrentamiento y que sería un incentivo para que más gente se echase a las calles al día siguiente.

"Podemos tener esterillas o cartones o lo que sea para intentar aguantar un poco, porque este suelo va a ser muy duro", aseveraba el joven del megáfono. "¡No pasa nada, nos quedamos!", exclamaba a su alrededor el corro, visiblemente emocionado por la decisión que estaban tomando. Para terminar de asegurarse que el plan era conjunto, Aranda pidió a los presentes dispuestos a pasar la noche en la plaza que levantasen la mano. Seguramente hubo algunos que, por diversas razones, no la alzaron. Pero el propio vídeo muestra cómo la gran mayoría accedió a fundar el campamento.

Así, se organizaron para ir trayendo agua, cartones, comida, mantas, utensilios, etc. En definitiva, los suministros necesarios para poder pasar la noche allí y tratar de configurar algo más permanente que la movilización de ese mismo día. Algo que se prolongase, por lo menos, hasta las elecciones autonómicas y locales que iban a celebrarse ese mismo 22 de mayo. Lo que se organizó esa primera noche serían los primeros pasos hacia el funcionamiento que luego siguieron, cuando ya eran miles.

Esa misma noche se hicieron pancartas, se crearon consignas y se generó lo que sería una de las bases que sustentarían ese pequeño ecosistema durante semanas: las herramientas de participación ciudadana. Las redes, clave en el movimiento, echaban humo con cientos de mensajes de convocatoria, que animaban a los ciudadanos a unirse a esa acampada espontánea. Se creó ahí también el hashtag #acampadasol e incluso un perfil en cada una de las redes sociales, para una difusión más masiva. Apenas 24 horas después, en Barcelona hacían lo mismo. También surgirían acampadas en Valencia, Oviedo, Bilbao y otras ciudades españolas.

El fin de ese día, por tanto, supuso el inicio de un movimiento, de un fenómeno, que todavía a día de hoy -diez años después- es motivo de múltiples estudios por la enorme incidencia social y política que tuvo, ya no solo en España, sino en varios países extranjeros

Al despertar, Arana confesó a una estudiante que fue "algo mágico". "Aunque había dormido poco y estaba dolorido, ver el amanecer desde la Puerta del Sol, con el resto de mis compañeros, esa energía… Sentía, creo que todos sentimos, que cualquier cosa podría ocurrir, que podíamos hasta derrocar al Gobierno, que por fin podríamos vivir de una manera diferente".

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