Los tres trucos clave para que el bebé duerma mejor

Bebé durmiendo
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Bebé durmiendo

Los bebés suelen interrumpir sus horas de sueño de forma frecuente durante la noche, algo muy habitual y que supone un problema para los padres, que ansían poder descansar por las noches. Así, existen diferentes métodos para ayudar a los bebés a dormir más horas seguidas y de forma regular.

Así lo explica Sofía Axelrod, una neurocientífica que ganó el Premio Nobel en 2017 y que es autora del libro How babies sleep (Cómo duermen los bebés). En este libro, Axelrod explica su método del sueño, resumiendo 100 años de investigación sobre el tema en 3 sencillos pasos o trucos que ayudan a los bebés a dormir mejor:

  1. La luz azul y blanca, como la de la luz del día y la de las bombillas normales impiden el sueño, siendo los niños pequeños muy sensibles a su efecto. Por ello, las bombillas de luz roja ayudan a los bebés a dormir por la noche.
  2. Las siestas de los bebés cambian constantemente, pero saber cómo ajustarlas, puede ayudarles a dormir por la noche mucho mejor. Hay que limitar las siestas por el día para mejorar el sueño nocturno.
  3. El entrenamiento suave de sueño creado por la autora, basado en investigaciones, es efectivo desde los 3 meses hasta los 6 años para ayudar a los bebés, niños pequeños, preescolares o estudiantes de primaria a dormir toda la noche.

El entrenamiento suave de sueño para los bebés

Es muy frecuente que los bebés se despierten por la noche y lloren, en lo que parece una llamada para que los padres acudan en su ayuda. Esto sucede porque no han aprendido a calmarse por sí solos para dormir y pretenden que los padres acudan para tranquilizarlos, algo que dificulta el entrenamiento del sueño.

Es aquí donde entra en juego el entrenamiento del sueño suave que propone la autora y que puede empezar a implantarse cuando los niños pesan alrededor de 5 kilos, alrededor de los tres meses de edad, y cuando hayan dormido ya cinco horas o más, al menos, una vez.

En primer lugar, este método propone una rutina nocturna antes de acostar al bebé, para que este sepa que es hora de ir a dormir. Por ejemplo, alimentándolo 30 minutos antes de dormir, bañarle, vestirle, leerle un cuento y abrazarle. Después, hay que meter al bebé en la cuna y salir de la habitación. Este debe repetirse de forma rutinaria. 

Además, la autora indica que hay que establecer un periodo sin alimentación de, al menos, una hora menos que el periodo de sueño más largo que haya tenido el bebé. 

Cuando el bebé empieza a llorar, los padres deben esperar unos 90 segundos antes de entrar en la habitación para calmarle. Si en ese tiempo el bebé deja de llorar, es buena señal, ya que está aprendiendo a calmarse por sí solo. En caso de que no pare, es lo normal, ya que necesitan varias rondas de este entrenamiento para conseguirlo. 

Tras los 90 segundos, hay que entrar en la habitación del bebé e intentar que se calme, por ejemplo, acariciándolo. Después de uno o dos minutos, hay que volver a dejar al bebé solo para que se tranquilice por sí mismo, repitiendo el proceso en caso de que siga llorando después de otros 90 segundos. Tras varias noches con este procedimiento, el bebé irá acostumbrándose a calmarse y volver a dormirse.

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