Lorenzo Silva: "La identidad castellana es la más mestiza de España"

  • El escritor madrileño publica 'Castellano', coincidiendo con los 500 años de la rebelión comunera contra Carlos I.
  • En ella, relata no solo los hechos históricos, sino también su propio viaje hacia la aceptación de su identidad.
  • "La identidad es un legado cultural y de valores, pero cuando se utiliza como garrote resulta terrible", asegura.
  • BLOG | Las claves literarias de 'Castellano', la  novela más personal de Silva.
El escritor Lorenzo Silva, ante la estatua de Juan de Padilla en Toledo
El escritor Lorenzo Silva, ante la estatua de Juan de Padilla en Toledo
CARLOS RUÍZ B.K. (CRBK.ES)
El escritor Lorenzo Silva, ante la estatua de Juan de Padilla en Toledo

“Tardó 494 años en tener memoria en la ciudad por la que dio la vida”. Estamos en Toledo, frente a la estatua en bronce que se colocó en 2015 en la capital castellano-manchega para recordar al capitán comunero Juan de Padilla, ejecutado tras la batalla de Villalar en 1521. Quien así habla es el escritor madrileño Lorenzo Silva que está presentando, en la capital comunera por excelencia, su última novela, Castellano, publicada por Destino.

Silva patea la ciudad  y rememora la historia de aquella revuelta  para los periodistas, deteniéndose en los sitios en los que se vivió aquella historia de rebeldía contra el rey y emperador Carlos. Una historia de pueblo, de asambleas, plazas e iglesias, de batallas, resistencias, represión y huidas nocturnas.

Habla de historia y de literatura al referirse a la que, seguramente, sea su novela más personal, donde narra no solo aquellos hechos de rebelión y justicia de hace cinco siglos, sino su viaje personal hasta encontrar y aceptar su identidad castellana.

El creador de la exitosa serie policíaca de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro va rescatando a los protagonistas de una historia que suena a la mayoría, pero que en realidad se conoce poco. En las plazas e Iglesias donde se clamó contra un rey extranjero que imponía impuestos abusivos a las ciudades castellanas para cimentar su proyecto imperial, en las calles que recorrió María Pacheco, viuda de Padilla y líder comunera, que aguantó la resistencia de Toledo, una fría noche de febrero de 1522 cuando tuvo que huir por la conocida Puerta del Cambrón, de la urbe.

Pacheco, aquella moderna heroína, que viniendo de la nobleza defendió a las clases populares, aún sabiendo que perdería dinero y posición, moriría exiliada en Oporto, diez años después de la intentona revolucionaria.

Silva califica aquel hecho como “la primera revolución moderna, más de doscientos años antes que la francesa” y destaca su carácter legalista. “Fue una revolución que invoca la Libertad a través del Derecho”, explica el escritor, “porque fuera de las leyes está la anomía, que es una oportunidad para la tiranía”. “El movimiento comunero generó una estructura constitucional donde estaban representadas todos los estamentos sociales”, asegura.

Lorenzo Silva, en Toledo, durante la presentación de Castellano
Lorenzo Silva, en Toledo, durante la presentación de Castellano
CARLOS RUÍZ B.K. (CRBK.ES)

Los comuneros rompen con la idea “medieval de que el reino y el rey son un solo cuerpo”, explica Silva, y diferenciaron entre rey y reino, y sus respectivos intereses. Y cuando vieron que el mandato de Carlos no iba en interés de Castilla, sino de su proyecto personal, se levantaron y comenzaron a legislar ellos mismos. Silva recupera esa tradición legalista comunera que llega a las Cortes de Cádiz en 1812, al liberalismo del siglo XIX, al republicanismo español de principios de siglo XX y se ve en la Constitución de 1978.

Sin embargo, aquel movimiento, que no solo tuvo luces sino también sombras en forma de violencia desatada y "muchos errores estratégicos" que la hicieron fracasar y enfrentó a sus miembros a una terrible represión. “La memoria comunera era algo a extirpar”, explica Silva tras enumerar a los veintitantos ejecutados, a los 300 reos a los que nunca se perdonó, a las ciudades arruinadas…

Silva percibe que el movimiento comunero estuvo a punto de “tomar el control en Castilla y arruinar la aventura imperial de Carlos V”. No lo lograría, claro. “El imperio de Carlos V fue un fracaso histórico de España”, explica el escritor que juguetea con el pasado: “Si todo el dinero que embarcó en ese proyecto, si todos los recursos que venían de América se hubieran quedado, habríamos tenido una España más próspera”. Y uno tiene la sensación de que esa derrota revolotea en la Castilla pobre y con mala prensa durante siglos, en la España Vaciada.

Con todo ese apasionante material, el escritor no quiso “hacer una novela histórica convencional”, porque “te confina en el pasado y no quería hacer una antigualla del siglo XVI”. “Los comuneros tienen tanta riqueza, tanta complejidad y tanta actualidad que lo quería tratar como algo vivo, porque lo están”, explica.

Y efectivamente no lo hace: junto al relato, “sintético” y con “poca ficción” de la revuelta comunera, de los Bravo, Padilla y Maldonado, del obispo Acuña, del licenciado Bernardino y María Pacheco, traza el autor su “viaje personal” con el que descubrió su identificación con “la identidad castellana”.

Viaje personal hacia la identidad

En ese viaje, la música del Nuevo Mester de Juglaría sirve de detonador de un camino que lleva al narrador a reflexionar sobre la identidad castellana y, lejos de tópicos reaccionarios, descubre un “legado cultural” donde se mezclan el Cid, el Islam, la Conquista de América, el Quijote, unos determinados rasgos de la tierra y, por supuesto, los comuneros. “Castilla no ha estado lista porque ha dejado que se la identifique como reaccionaria cuando no lo es”, defiende, “la identidad castellana es mestiza, la más mestiza de España, y progresista, se ve en las ansias de libertad del Poema de Mío Cid o el de Fernán González y en los comuneros”.

“Es una identidad marcada por un lado, por ser la creadora de esa lengua, el castellano, que hablan 500 millones de personas”, reflexiona Silva, y “por otro, por la aversión al vasallaje, a la dominación injusta”.

El escritor Lorenzo Silva

Lorenzo silva

  • Nacido en Madrid en 1966. Ejerció como abogado antes de dedicarse plenamente a la literatura. Su fecunda obra ya cuenta con decenas de novelas y ensayos. Ha ganado el premio Planeta, el Nadal y el Primavera y sus ficciones han sido llevadas a cine y TV. Sus novelas más conocidas son las protagonizadas por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, que ya suman doce casos.

Al meterse en territorios resbaladizos como la identidad, Silva marca con claridad su mirada: “La identidad es una aventura individual y personal, elegida, con la que te sientes libres y bien”. “Es muy distinta a esa identidad percibida como arma arrojadiza contra el otro”.

En la novela, y en el viaje que relata, Silva detecta que la identidad castellana ha quedado “disuelta en lo español” y uno de sus pases son algunas amargas experiencias en la Cataluña que ha abrazado el independentismo y sus formas.

Silva relata, en un capítulo cómo fue a vivir en Cataluña “enamorado de Cataluña y de una catalana, y admirando su cultura” y percibió “el desprecio”, simbolizado en el adjetivo "mesetario". Escribe el autor ese pasaje con “amargura, pero no con rencor”.

Castellano, de Lorenzo Silva

castellano

  • Novela. 368 páginas.
    ​En papel: 20,90€ | Ebook: 9.99 €

“La identidad es un legado cultural de valores, de herencia recibida, que pasa de generación en generación, con sus virtudes y defectos, pero cuando se convierte en garrote resulta terrible”, analiza y matiza que “ese problema no es de la identidad en sí, sino del uso que se la da”.

Libertad, 15-M y 4-M

Si los comuneros cargaron contras las tropas realistas en Villalar al grito de “Santiago y libertad”, resulta fácil preguntar al escritor por los paralelismos entre los hechos de hace cinco siglos y los actuales en una ciudad plenamente comunera como Madrid. El escritor cree que “el espíritu de los comuneros” sigue vigente en una ciudad como Madrid, que ha sido muy beligerante como se pudo ver en movimientos como el 15-M. Y concede que en las recientes elecciones tuvo la sensación de que “no fue tanto una victoria de Ayuso como que el pueblo de Madrid votó contra una determinada forma de gobernar”.

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