Metro de Madrid ha inaugurado este lunes el desfibrilador número 316 de la red (entre lugares públicos y centros de trabajos). Por sí sola la cifra no significa nada, pero si se analiza su fondo es de una importancia suprema: la instalación de este aparato supone que todas las estaciones del suburbano madrileño ya tienen al menos uno instalado, lo que convierte a la red en totalmente cardioprotegida.

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De acuerdo con las cifras facilitadas por el Gobierno regional en funciones, los desfibriladores instalados en el metro han conseguido que el 80% de viajeros que han sufrido una parada cardiorrespitoria en la red hayan podido ser evacuados con vida a un hospital tras revertir la situación de parada con uno de estos aparatos. 

"La finalidad de que haya desfibriladores en todo el suburbano es la de poder salvar vidas, porque permiten realizar una atención inmediata ante una parada cardiorrespiratoria que pueda sufrir un viajero, incrementando notablemente sus expectativas de supervivencia y reduciendo secuelas posteriores", ha destacado el consejero de Vivienda y Transportes en funciones, David Pérez. El responsable autonómico ha asistido a la colocación de un desfibrilador en la estación de Manoteras, la única que de momento no tenía. 

La normativa permite que cualquier persona, sea trabajador o usuario, pueda llegar a utilizar estos aparatos tras establecer la correspondiente conexión con el teléfono de emergencias 112, con el que el desfibrilador se encuentra permanentemente conectado. 

Los avances tecnológicos han permitido la aparición de este tipo de equipos denominados desfibriladores externos automatizados (DEA) que, por sus características y fácil funcionamiento, y según la evidencia científica disponible, los hacen idóneos para su utilización por personal ajeno a la profesión sanitaria fuera del entorno hospitalario.