"Transición a la normalidad". Así ha definido el presidente de la Junta, Juanma Moreno, el proceso que arrancará el domingo en todo el país una vez que decaiga el estado de alarma y, con él, muchas de las restricciones hasta ahora en vigor, que las comunidades ya no podrán volver a decretar sin el aval de los jueces.

El Consejo Asesor de Alertas de Salud Pública de Alto Impacto, conocido como comité de expertos, se reunió este jueves para concretar las nuevas medidas con las que Andalucía iniciará esta nueva etapa, y que consistirán en una desescalada en tres fases, que estarán vinculadas, según explicó el presidente, al nivel de vacunación.

La primera, llamada de estabilización, entrará en vigor este domingo y se prolongará hasta el 31 de mayo. Durante este periodo, no habrá toque de queda y la comunidad quedará de nuevo completamente abierta para entrar y salir libremente.

La hostelería podrá permanecer abierta hasta las 00.00 horas en toda Andalucía, y se amplía el número máximo de personas por mesa, con ocho en el interior y diez en el exterior, si bien esto estará supeditado, explicó el presidente, al nivel de alerta sanitaria en el que se encuentre cada municipio. En las celebraciones, la Junta permitirá 500 asistentes al aire libre y 300 en el interior.

Una de las principales novedades de esta fase es la reapertura, 14 meses después, de los bares con música y discotecas. Estos establecimientos podrán abrir hasta las 2.00 horas, cumpliendo las mismas normas de aforo y límite en las mesas que la hostelería –según nivel de alerta–, y solo se permitirá el baile en las localidades que se encuentren en nivel 1, en el exterior y siempre con mascarilla.

Precisamente unas horas antes, la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos de España lamentó que algo más de un millar de locales nocturnos han cerrado sus puertas en Andalucía, que contaba con 2.475 establecimientos antes de la pandemia y con solo 1.448 actualmente, cerrados y a la espera de retomar la actividad. La federación alertó de que si los locales de ocio mantenían la persiana echada, "se corre el peligro de que las ciudades se conviertan en un macrobotellón por las noches, con las molestias y altercados que ello conlleva y como factor de riesgo que dificulte la contención definitiva de la enfermedad".

En cuanto a los espectáculos, cines, teatros, eventos deportivos y plazas de toros, se tendrá que dejar una butaca libre entre espectadores en los municipios con nivel de alerta 1 y 2, mientras que en el resto tendrán que mantener la distancia de 1,5 metros.

Por último, las playas y piscinas no tendrán límite horario, pero se les exigirá un plan específico de protección y la misma distancia de seguridad entre grupos.

Movilidad en los municipios

La siguiente fase, de "avance", entrará en vigor el 1 de junio. Y la última, de "normalización", lo hará el 21 de junio. Para entonces, aseguró Moreno, la Junta confía en que el 70% de la población andaluza tenga, al menos, una dosis de la vacuna y que el 40% de los ciudadanos estén ya inmunizados. A lo largo de estas dos últimas fases, el Ejecutivo regional irá eliminando restricciones y ampliando más los horarios, aunque por el momento se desconocen los detalles.

En cuanto a la movilidad, a partir del domingo la Junta solo cerrará perimetralmente aquellos municipios andaluces de más de 5.000 habitantes que superen los mil casos por cada 100.000 personas de incidencia acumulada en los últimos 14 días –hasta ahora, se confinaban los que superaban los 500 contagios–, y en estos pueblos tampoco podrá abrir la actividad no esencial. Si bien, puntualizó Moreno, solo se podrá limitar la movilidad con el aval de los jueces. Aquellas localidades con menos de 5.000 habitantes que superen la mencionada tasa se someterán, como ahora, a una evaluación específica. En estos momentos, no hay ningún municipio de la provincia de Sevilla con una tasa por encima del millar.

"Estamos viendo la luz al final del túnel después de 14 meses", dijo Moreno, quien recordó que, "si todo va bien, en un mes y medio entraremos en la fase de normalización". Por tanto, insistió, "no merece la pena bajar la guardia ni meter la pata".