Cambiando de género para poder crear

Homenaje a la dualidad Catalina Albert/Víctor Catalá
Cecilia Colacrai
Cecilia Colacrai
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Cecilia Colacrai

Con el cierre de temporada encima, L’enigma pone fin a la quinta edición de Projecte t6-Dansa.

El cierre de la temporada está ya encima. Y sin querer hacer balance, sí que debemos rescatar una propuesta interesante que ya ha llegado a su quinta edición y que en su actual formato se cerrará en 2011. Projecte T6-Dansa nació como idea del Teatre Nacional de Cataluña con la colaboración de la Fundación Autor y la SGAE. Su interés se centró desde el principio en la «creación textual contemporánea», cómo conseguirla, facilitarla, difundirla... Una sutil forma de becas para que cada año seis autores puedan trabajar y presentar su texto en seis diferentes espectáculos, que nos han brindado una rica temporada.

El fin de fiesta es una coreografía compleja hecha a seis manos sobre un personaje diferente que un día decidió tomar el rol de otra persona para expresar lo que llevaba dentro. L’enigma es el título de este espectáculo que han creado Montse Colomé, Santiago Sempere y Tomeu Vergés, los tres integrantes de Projecte T6. Su trabajo aborda la figura de Víctor Catalá, terriblemente atractiva, y su obra Solitud.

Con repercusión a principios del siglo pasado, su nombre real era Caterina Albert. ¿Gusto estético o necesidad de encubrir su nombre por el problema que supondría ser reconocida?  Poetisa, dramaturga y escritora, en 1898 emergió con un premio a uno de sus poemas y, sobre todo, con otro a un intenso monólogo teatral que llamó La infanticida. Fue un escándalo. No era posible que una mujer tuviera tal repercusión, y con semejante texto. Con todo en contra, decidió que quería seguir escribiendo y eligió sumergirse en la figura de un hombre. Así nació Víctor Catalá y ahora mismo es una de las personalidades de la literatura catalana.

Un homenaje a Solitud y a Caterina Albert parecía cosa compleja, no eran ni texto permeable a posibles adaptaciones ni escritora de la que se conociera demasiado. Eso sí, ambos rondaban cierta mitología, ese enigma del que habla el título era su gran baza. La mejor opción para el espectáculo era abordar esa dualidad, esa ambigüedad de la escritora.

Las imágenes elegidas ya producen esa impresión: traje masculino con rasgos femeninos. Tres bailarines/actores deambulan por una escena llena de imágenes tornadas al sepia, con música en directo a modo de jam-session. Pasa por coreografía, pero es más: un completo espectáculo global que servirá quizá para hacernos entender el porqué de una acción que ahora quizá no sea muy lógica: el soterramiento de una inquieta personalidad femenina por cuestiones de machismo y buenas costumbres.

L’enigma. Barcelona / Teatre Nacional de Catalunya / 14 a 31 de mayo / www.tnc.cat

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