Diletta Leotta, pareja del actor turco Can Yamán, denuncia el acoso que sufre desde que mantiene una relación con él

Can Yaman y Diletta Leotta.
Can Yaman y Diletta Leotta.
DILETTALEOTTA / INSTAGRAM
Can Yaman y Diletta Leotta.

El furor que están causando en nuestro país los galanes turcos ha provocado que la vida privada de los actores del momento sea muy seguida por parte de los fans. Así ha sucedido con Can Yaman, cuya relación con la periodista Diletta Leotta está ahora en boca de todos.

El actor que dará vida a Sandokán pidió matrimonio a Diletta, pocas semanas después de comenzar su relación, aunque esta le contestó que necesitaba pensarlo, una respuesta que hizo saltar las alarmas de una posible ruptura. Además, a los seguidores de ambos les ha sorprendido que la pareja lleva varios días sin compartir contenido juntos en redes sociales.

Sin embargo, para conseguir terminar con los rumores, Diletta ha explicado en una extensa publicación en sus redes sociales: "No soy una devoradora de hombres. Can y yo somos felices, ya basta de falsedad". "Siempre he estado en silencio, hasta ahora. Y quizás me equivoqué", comienza su texto.

"De hecho, me estaba engañando a mí misma pensando que, tarde o temprano, la buena información sería mejor que el periodismo basura. Así que sufrí la ración diaria del veneno de los cotilleos; los fotógrafos debajo de la casa y en moto detrás de cada uno de mis movimientos, los drones tras mis ventanas. Pero ya estoy cansada", asegura, denunciando el constante acoso al que se ve sometida desde que comenzó su relación sentimental con el actor.

Además, ha respondido a las especulaciones de la prensa: "Explícame por qué una mujer no puede tener amigos, sino siempre y solo amantes. ¿Por qué si me encuentro con un buen chico dos veces para tomar un aperitivo se habla de inmediato sobre un nuevo amor? ¿Por qué si hago un anuncio con un futbolista se insinúa que somos pareja en secreto?"

"¿Por qué si salgo con un actor hermoso y somos felices tiene que ser una historia inventada?", ha terminado la mujer, pidiendo respeto más que para ella, para las personas de su entorno, que a menudo se sienten ofendidas por los comentarios y bulos que circulan sobre Diletta: "Y también por mi abuela, que a sus ochenta años cree, equivocadamente, todo lo que escriben los periódicos".

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