En mayo, además de tener cuidado con las retardadas lluvias de primavera, hemos de ser precavidos si queremos, por ejemplo, reservar una mesa en un restaurante durante el fin de semana. Es posible que ya esté lleno, porque es época de comuniones. Como cada año, miles de niños vizcaínos celebran su iniciación católica. Sin embargo, estamos en crisis, y ya no es lo de antes.

Un claro ejemplo de que las cosas están cambiando es la decisión de los padres a la hora de elegir cómo va a ir vestido el niño a su primera comunión. En los últimos años, el traje de almirante había superado con creces al más tradicional marinerito, de los que ya era difícil encontrarse en las celebraciones. No obstante, la diferencia entre ambos atuendos ha dado la vuelta a la tortilla.

«Es verdad que este año hemos notado un cambio, vuelve a pegar más el clásico marinerito», señala Iñigo Olivares, de la tienda especiallizada en comuniones Itziar, del Casco Viejo bilbaíno. No en vano, uno puede costar más del doble que el otro. «El de marinero sale por unos 125 €, mientras que el almirante unos 260, pero es sobre todo por los complementos que lleva este último», comenta Mari Carmen, de la tienda Milcar en Portugalete. El de las niñas, eso sí, sigue igual de prohibitivo: entre 300 y 400 euros.

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