La entrevista de Jordi Évole emitida este domingo en su programa Lo de Évole a Fernando Blanco, padre de Nadia, la niña con una enfermedad rara de la que su progenitor se aprovechó y exageró para recaudar dinero que usó para fines personales, ha vuelto a sacar a la luz los detalles más polémicos del caso. 

Fernando Blanco y Margarita Garau, los progenitores de Nadia Nerea, comenzaron hace más de una década a prodigarse en medios de comunicación para intentar recaudar dinero para tratar la enfermedad de su hija, que padece tricotiodistrofia, una enfermedad poco común que no tiene cura pero que en ningún caso pone en peligro su vida. Sus principales manifestaciones consisten en anomalías en el pelo y en la piel, retraso en el desarrollo físico y mental y envejecimiento prematuro. 

Recaudaron casi un millón de euros 

Blanco y Garau llegaron a recaudar más de 400.000 de euros en donaciones con la excusa de tratar la dolencia de la pequeña en Estados Unidos. En concreto, los padres reunieron hasta 422.450 euros, entre transferencias y dinero en metálico. Según la sentencia judicial, solo invirtieron 2.707 euros en gastos médicos de la menor en la Clínica Universitaria de Navarra. 

En el registro del domicilio familiar se encontraron 1.845 euros en efectivo y 32 relojes valorados en 50.000 euros, un ordenador, tres tabletas electrónicas y tres teléfonos móviles de gama alta.    

Exagerada entrevista

Después de recorrer los platós de televisión desde 2010, el principio del fin de la mentira comenzó en noviembre de 2016 con la publicación de la historia en el diario El Mundo, donde la pareja afirmaba que Nadia debía someterse a una compleja y costosa operación en Houston que costaba 130.000 euros y que, de no hacerlo, moriría. 

El relato de los padres fue tan increíble y exagerado que muchos medios comenzaron a contrastar la veracidad de las afirmaciones. Por ejemplo, el matrimonio habló desde que un reputado científico trabajaba para ellos desde una cueva remota de Afganistán hasta de que contactó con Al Gore, vicepresidente de los Estados Unidos con Bill Clinton, para pedir ayuda. Afirmaron, incluso, que contaban con la colaboración de la NASA. 

Investigación policial y bloqueo judicial de cuentas

Todo este derroche de imaginación saltó por los aires al poco tiempo. El domingo 4 de diciembre, los Mossos d'Esquadra abrieron una investigación para determinar qué había detrás de la recogida de fondos. Al día siguiente, el titular del Juzgado de Instrucción 1 de La Seu d'Urgell (Lleida) ordenó la inmovilización de las cuentas bancarias del padre, que en las últimas horas había recibido donaciones por valor de 150.000 euros como consecuencia de su aparición. 

El día antes de que se abriese la investigación policial, el padre de la niña afirmó en su Facebook que devolvería el dinero a las personas que desconfiasen de su relato. "Después de esta oleada de ataques, lo único que se me ocurre es llorar, llorar porque la verdadera realidad es que el daño nos lo hacen a nosotros pero mucho más a mi hija bebita Nadia", aseguró Fernando Blanco, que aportó documentos del Gobierno de Baleares que acreditan una discapacidad del 75% de la pequeña.

La niña fue tratada por curanderos

Una vez metido en un callejón sin salida, el padre de Nadia decidió confesar y reconoció que todo era mentira, que su hija no estaba en riesgo de muerte, que la había llevado a curanderos en lugar de a médicos, que había mentido a su mujer. Fernando Blanco fue detenido el 7 de diciembre cuando huía de un control policial y posteriormente ingresó en prisión acusado de estafa. Su mujer quedó en libertad provisional, pero se le quitó la custodia de la niña. 

Cinco años de cárcel para Blanco; tres para Garau

En noviembre de 2018, la Audiencia Provincial de Lleida condenado por estafa continuada agravada a los padres de Nadia Nerea al considerar que usaron la enfermedad rara de la pequeña para conseguir donaciones de dinero. 

La condena para Fernando Blanco fue de cinco años mientras que para Margarita Garau fue de tres años y medio de prisión. 

La sentencia consideró que el enriquecimiento ilícito fue de 402.232 euros. Además de las penas de cárcel, se establecieron indemnizaciones para las personas perjudicadas por el engaño y el pago de una multa y de los costes del proceso judicial.