Jaime Monfort: «Me gusta el subidón emocional e instantáneo de la fotografía»

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Jaime Monfort
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Una niña vestida de llamarada se fuga del cuadro, una mujer avanza por el simple placer de avanzar, una pared se transmuta en pantalla... La fotografía de Jaime Monfort es paralizante y está cuidadosamente compuesta, casi dibujada en viñetas. «Me centro en el motivo y elimino lo que sobra», dice este artista valenciano de mirada clara. Sus viñetas («leí muchos tebeos de pequeño y se me ha quedado la estética») reivindican el latido doméstico. Constatando que cualquier pequeño mundo contiene a todos los mundos, gran parte de sus fotos son de geografía hogareña y paternal: sus hijas y el inmenso patio de juegos de la niñez.

Define la fotografía.

Una forma de expresión y, en algunos casos, de arte. Es especial porque es inmediata. Puedes recrearte en los detalles, pero, a diferencia de otras formas de expresión, la fotografía te proporciona un subidón emocional casi instantáneo. En pintura, cine, música o literatura esa emoción es más progresiva.

¿Eres capaz de ver la foto antes de apretar el obturador?

Las fotos más redondas, pensadas y equilibradas son muchas veces previsibles y tienen poco interés. Sin embargo, algunas fotos tomadas de forma espontánea e incluso accidental se convierten en la estrella del reportaje. Lo bueno es saber ver donde los demás no ven.

Eres, entonces, compulsivo-intuitivo.

A la hora de disparar, sí. Llevo encima la cámara y cuando creo que hay una buena foto hago muchas tomas. Luego, al seleccionar, soy reflexivo: las miro una a una y me quedo con muy pocas, a veces con ninguna. Periódicamente reviso mis archivos por si puedo sacar algo bueno de alguna foto a la que no presté atención.

¿Analógico o digital?

Estoy en el bando digital. No tengo tiempo ni paciencia para el procesado analógico y, además, disfruto mucho con el tratamiento digital. Sin embargo, cuando veo los retratos tomados con cámaras de medio formato se me ponen los dientes largos. Quizá algún día...

La niñez es una constante en tu trabajo. ¿Por qué?

Es la etapa que estoy viviendo. Siempre tengo a mis hijas alrededor y ellas son mi principal motivo. Crecen muy rápido y tengo la impresión de fotografiar momentos irrepetibles. Muchas personas ven a los niños como objetos adorables. Por la misma razón otras personas detestan las fotos de niños. A mí me gusta retratarlos porque tienen comportamientos y reacciones mucho más abiertas, espontáneas e intensas que los adultos.

¿Con qué actitud se debe acercar el fotógrafo a los críos?

Hay dos formas: pasar desapercibido o hacerlos cómplices. Yo hago de fotógrafo mientras ellos bailan o hacen teatro. Me gusta formar parte del juego. Lo que nunca funciona es intentar que hagan de modelos: no les interesa y se aburren. Es fundamental entenderlos y respetarlos.

Otro rasgo distintivo: cierta tendencia a la línea clara, la sencillez...

Es algo que buscaba al principio y ahora me sale solo. Me centro en el motivo y elimino todo lo que sobra. Muchas de mis fotos tienen de fondo únicamente una pared blanca. Creo que leí muchos tebeos de pequeño y se ha quedado la estética.

Y un tercero: lo pictórico, la composición.

La composición siempre me ha parecido lo más importante. El uso de texturas y desenfoques hace que muchas de mis fotos parezcan pinturas. Busco separar la imagen de la reproducción de la realidad.

Nació en Valencia en 1968. Vive en Picanya, en la comarca de L’Horta Sud.

Trabaja como ingeniero informático.

Es autodidacta. No ha estudiado fotografía de una manera reglada, aunque sí se aplica a una «formación continua» que nunca cesa: «Leo sobre fotografía y contemplo el trabajo de otros fotógrafos de manera constante».

Es «tímido y reflexivo», le encantan las siestas y confiesa tener «poca memoria».

Utiliza una Canon EOS 400D y dos objetivos, uno de focal fija de 50 mm y 1.8 lux y un zoom 17-50 de 2.8. Suele llevar siempre encima una compacta Ricoh GX100.

Admira a Bleda y Rosa, Premio Nacional de Fotografía del año pasado. «Son dos personas, pero la obra es una sola. Se han abierto camino en un mundo tan competitivo como el del arte con una fotografía tranquila, serena», dice Jaime (a la izquierda, autorretratado con una de sus hijas a caballito).

Trabajar por encargo no es lo suyo. «No me importaría ganar dinero con las fotos, pero no estoy dispuesto a renunciar por ello a disfrutar haciéndolas».

www.flickr.com/jaime_monfort

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