Sevilla celebrará mañana una fecha histórica. Un 9 de mayo de hace 80 años la ciudad inauguraba la Exposición Iberoamericana de 1929, que puso a Sevilla en el punto de mira de todo el mundo.

El artífice de todo ello fue Aníbal González, arquitecto director de la exposición. Pero su «artista» no pudo disfrutar de su obra: murió 22 días después. Hoy, tras ocho décadas, su familia es la que se encarga de mantener vivo su recuerdo y sus edificios. Uno de sus descendientes, continuador de su nombre, es su nieto Aníbal González, dentista. Con él recorrió 20 minutos la Plaza de España, uno de los monumentos más visitados de Sevilla y «la obra maestra de mi abuelo, junto con la Plaza de América», dice Aníbal.

La Plaza cumple su 80º aniversario entre andamios, ya que, tras años de olvido y reparaciones a parches, por fin están en marcha las obras del esperado plan de restauración. Las obras se iniciaron con un presupuesto de 12 millones y durarán hasta final de 2010.

En la construcción de la Plaza «llegaron a trabajar más de 1.200 personas. Como homenaje a mi abuelo de los alfareros de Triana, que hicieron toda la cerámica y ladrillos, nombraron los remates de las escaleras remate Don Aníbal».

«Debería tener vigilancia»

Como curiosidad se recuperarán las farolas de cerámica que se perdieron. Pero, para que duren, la principal reivindicación de la familia es «que haya vigilancia y se conserve la Plaza una vez que la dejen como nueva. Esta dejadez y deterioro no se pueden volver a repetir». ¿Un secreto? «La figurita de Santa Catalina que hay en el edificio central la puso en homenaje a su madre, mi bisabuela Catalina».

La ría volverá a llenarse en enero

Lo que más echan de menos los sevillanos y turistas es el agua del estanque, que se vació hace casi 8 años. Las obras de restauración ya han entrado en la ría y Emasesa será la encargada de dotarla de unas instalaciones para regeneración y tratamiento de agua que permitirá la reutilización de esta agua cuando haya que renovarla para el riego del propio parque Mª Luisa.

El plazo es de 8 meses, por lo que en enero Emasesa prevé que el estanque tenga agua y vuelvan los paseos en barquitas.

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