La relación entre Marta López y Tom Brusse en 'Supervivientes', rota: "No me gusta la gente falsa"

Marta López y Tom Brusse, en 'Supervivientes'.
Marta López y Tom Brusse, en 'Supervivientes'.
Mediaset
Marta López y Tom Brusse, en 'Supervivientes'.

Aunque el reality lleva unas pocas semanas, las relaciones entre los supervivientes no dejan de variar de un día para otro entre conflictos y dificultades. Y es que, si en la gala anterior quedaba claro lo mucho que se importan Marta López y Tom Brusse, en la de este jueves se ha visto el giro radical que ha dado, por el que ambos han cesado su amistad, que venía del exterior. 

En el programa anterior, Tom lloraba por los problemas con Marta, y aseguraba que esta se había alejado de él en cuanto se acercó más a Melyssa, su exnovia. En ese momento, López y Brusse se fundieron en un abrazo, y la relación parecía irrompible... hasta ahora: "Tom, yo te quiero muchísimo y me tienes para todo, pero no puedo cometer una injusticia. Veníamos juntos hasta el final, pero no me puedo ser infiel a mí", dijo la exconcursante de Gran Hermano.

Tras eso y a lo largo de esta semana, el "desprecio" cambió de sitio, y vino del propio francés, según verbalizó ella. Por su parte, Brusse aseguró sentirse muy decepcionado. "A un amigo no le dejas mal delante de todo el mundo. Le coges a otro lado y le explicas lo que no te haya gustado. Su actitud conmigo, el día a día, no me gusta. La gente falsa no me gusta", comentaba Tom a Gianmarco sobre López en el vídeo de los días anteriores. 

Mientras tanto, Marta López se mostraba muy dolida porque el francés no quisiera darle a la cara explicaciones sobre su distanciamiento, algo por lo que llegó a las lágrimas. Además, Brusse dijo en la Palapa lo que no comunicó en la convivencia, algo que enfureció a su compañera.

"Con Marta no tengo ningún trato. No me gusta su actitud ni su manera de ser conmigo, son muchas cosas", explicó él. Como era de esperar, esto no satisfizo a Marta, que afeó que el que fuera su amigo esperase a la gala para aclarar las cosas: "Lleva esperando dos días para en vez de ser una persona como Dios manda de sentarse conmigo y hablar, ha esperado al jueves". Esto llevó a una discusión en la que ninguno dio su brazo a torcer y que terminó con la ruptura de su relación.

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