Los expertos defienden la 'vía inglesa' de separación de dosis que Sanidad quiere imitar: "Deberían haberlo hecho antes"

Varias personas reciben sus respectivas dosis de vacuna en el Wizink Center de Madrid.
Varias personas reciben sus respectivas dosis de vacuna en el Wizink Center de Madrid.
EMILIO NARANJO / EFE
Varias personas reciben sus respectivas dosis de vacuna en el Wizink Center de Madrid.

El Gobierno se plantea otro cambio en la estrategia de vacunación, más encaminada a la que ha seguido Reino Unido desde que empezaron a inmunizar a su población. Consiste concretamente en espaciar el segundo pinchazo de la vacuna contra la Covid-19 en los menores de 79 años; de los 21 días fijados ahora entre la primera y la segunda dosis, a los 42 que debatirán este martes con las comunidades autónomas.

En plena cuarta ola de coronavirus y con una presión asistencial al alza, este cambio puede suponer un respiro para los hospitales, pero también para las personas de mayor edad o con un alto riesgo de sufrir una evolución grave por coronavirus. "Es una buena idea que creo que se tendría que haber aplicado antes", afirma Salvador Macip, médico e investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido).

Según destaca Macip a 20minutos, los datos de Reino Unido avalan la efectividad de este método. "Han conseguido cubrir a una parte importante de la población con al menos una dosis, y los resultados son que han bajado considerablemente los ingresos hospitalarios y las muertes, con lo cual parece que funciona", asevera.

Y es que Reino Unido notificaba este lunes 2.963 nuevos contagios de coronavirus y cuatro fallecimientos, claro reflejo de la mejora de la situación epidemiológica que viene experimentando el país británico en las últimas semanas. Más de 32,9 millones de personas han recibido ya la primera dosis de la vacuna, un número mucho mayor a los 10,1 millones de ciudadanos que han recibido la pauta completa.

Las autoridades británicas decidieron abordar la vacunación con esta estrategia desde el principio con el objetivo de abarcar a un mayor número de población protegida frente al virus. Si bien al principio esta decisión suscitó cierta reticencia e incluso críticas por parte de la comunidad científica y algunos gobiernos internacionales; la notable mejora epidemiológica del país ha hecho que algunos, como España, se estén planteando ahora retrasar también la segunda dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna (la de AstraZeneca ya contempla este plazo para la pauta completa).

"Hay suficientes datos que avalan que esta estrategia permite tener a la población de más riesgo protegida"

"El problema inmenso que tiene España en estos momentos es que no va lo suficientemente rápido; no tiene las suficientes vacunas para vacunar a toda la población de riesgo lo más rápido posible, por lo que hay que ser creativo. Y, en este caso, creo que hay suficientes datos que avalan que esta estrategia funciona y que permite tener a la población de más riesgo protegida", asegura Macip, quien considera necesario contemplar y reproducir "lo que a otros países les funciona".

De hecho, el investigador reconoce que, de habérselo preguntado hace cuatro meses, su respuesta habría ido más en línea con la advertencia lanzada este lunes por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) de usar las vacunas "tal y como se describe en la información del producto". Sin embargo, el investigador reitera que ahora, tras demostrarse en Reino Unido que el plan funciona, "podemos estar más tranquilos" y saber que funciona para proteger a la población.

"No había inicialmente ningún motivo para pensar que no funcionaría", afirma, añadiendo que, "normalmente, las dosis de las vacunas cuanto más separadas se inoculen -hasta cierto punto-, mejor". Lo que sucedió con Pfizer y Moderna, según explica es que, "como en los ensayos clínicos había prisa", establecieron el mínimo en el plazo entre dosis, que son dos o tres semanas. "Eso no quería decir que con 10 o 12 semanas no funcionara, simplemente que no se había mirado. La experiencia con vacunas anteriores hace pensar que un plazo de 12-13 semanas funcionaría igual de bien, o incluso mejor", asegura. 

No aplazarla más de 42 días

Según la vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Carmen Martín, el plan es bueno, pero no suficiente si se contempla como único factor determinante. Así, señala que es importante que el ritmo se mantenga y que sigan respetándose las medidas de seguridad. "Necesitamos todo, pero puede ser una mejora", afirma. 

Según detalla a 20minutos, ir más allá de esos 42 días entre dosis "no sería una buena idea, pues podría perderse parte de la eficacia". Porque, explica, cuanto más se retrasa más riesgo hay de que se hayan empezado a perder algunos anticuerpos, algo que, además, depende de cada persona.

Lo cierto es que una primera dosis ya proporciona un nivel de protección que ronda el 70 o el 80% en función de la vacuna y del paciente.  Aun así, y según indica la vocal de la SEI, con una sola inyección no se alcanza la protección "óptima" en dos sentidos: "en cuanto a la intensidad en la respuesta que consigues con esa primera dosis, y en cuanto al tiempo que dura esa respuesta". Por eso, destaca, sigue siendo necesaria un segundo pinchazo "para conseguir la intensidad más alta y la duración más larga".

"Una dosis es mejor que ninguna"

Lo prudente, por tanto, sería no alargar demasiado ese plazo, aunque sí que resultaría eficaz espaciarlo para llegar a más gente. "Sería una ganancia de velocidad, porque habría un porcentaje mayor de la población fuera del riesgo de tener una clínica, un ingreso o de ir a una UCI. Aunque no estén completamente protegidos y aunque es posible que les dure menos la inmunidad que con la segunda dosis. Pero de momento ya tendríamos un freno puesto", asevera Martín. 

Así, podría suponer un freno a los ingresos e incluso a los fallecimientos por coronavirus, pues la protección que proporciona una dosis frente a una enfermedad grave por SARS-CoV-2 es muy alta. "Se va a notar en los hospitales, e incluso en el día a día, en el que quizás se pueda recuperar algo de la actividad sin tanto riesgo", apunta Martín. 

"Una dosis es mejor que ninguna", concluye, especificando que "lo que realmente nos va a dar garantías de poder vivir tranquilos bastante tiempo es una segunda dosis".

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