TSJCyL confirma casi 12 años por agresión sexual, maltrato y amenazas a su mujer durante el confinamiento

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la pena de casi doce años de cárcel a un hombre por delitos de agresión sexual, maltrato y amenazas a su mujer durante el confinamiento, hechos registrados en Valladolid capital.
Archivo - Juez, jugado, mazo
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EUROPA PRESS - Archivo
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En su sentencia, la Sala de lo Civil y Penal del TSJ, con sede en Burgos, desestima así el recurso interpuesto por el condenado y ratifica en todos su términos el fallo anterior, de enero del presente año, dictado por la Sección Cuarta de la Audiencia de Valladolid, que impuso al condenado diez años y medio de cárcel por agresión sexual, con la agravante de parentesco; otros nueve meses de prisión por maltrato, así como otro año de privación de libertad por delito continuado de amenazas, junto con las correspondientes medidas de seguridad y de prohibición de comunicar y aproximarse a su esposa.

En concepto de responsabilidad civil, se le condena al procesado a indemnizar a su expareja en la cantidad de 6.000 euros, así como en la cantidad de 377,39 euros que han sido reclamados a la perjudicada por el Sacyl, según la información del Gabinete de Prensa del TSJCyL recogida por Europa Press.

En el apartado de hechos probados, se recoge que el acusado, casado y con tres hijos, se hizo la vasectomía cuando nació la pequeña y desde entonces ha pretendido, de forma continuada, mantener relaciones sexuales con su mujer, algo que no era deseado por ella.

Desde hace aproximadamente dos años, y debido al deterioro progresivo de la relación matrimonial, ambos habían venido durmiendo separados y la esposa se había negado a mantener relaciones sexuales con el acusado, quien aproximadamente 15 días antes de declaración del estado de alarma había sido prejubilado por la empresa para la que trabajaba, motivo por el cual comenzó a permanecer mayor tiempo en el domicilio familiar.

Fue una noche a principios del mes de abril de 2020 cuando el acusado requirió a su mujer para que fuera a dormir con él. Ella no quería ir a la habitación del acusado, si bien para evitar situaciones de tensión a sus hijos accedió finalmente, momento en el que, estando sentada en la cama y completamente vestida, el marido comenzó a tocarla pese a que ésta le decía que no quería hacer nada, tratando de zafarse de él.

Sin embargo, haciendo uso de la fuerza, el condenado comenzó a bajar el pantalón a la denunciante. Ella se resistió y forecejeó con él para evitarlo, si bien el acusado consiguió bajar parcialmente el pantalón y la empujó sobre la cama para, acto seguido, ponerse encima de ella con el fin de mantener una relación sexual.

La denunciante le pedía que se apartara y con las piernas y los brazos trataba de apartar al acusado, pero éste logró por la fuerza penetrar vaginalmente a la denunciante, retirándose una vez que eyaculó.

Días después, a mediados del mes de abril de 2020, aprovechando que los hijos mayores del matrimonio no estaban en casa pues habían ido a una revisión médica, el acusado volvió a pedir a la esposa que le acompañara a la habitación y, ante su negativa, la agarró por los brazos y, por la fuerza, la llevó a la habitación y una vez allí consumó, a la fuerza, una relación sexual con penetración vaginal.

En el capítulo de hechos probados también se recoge que en la noche del 3 de mayo de 2020, la víctima salió a pasear a su perro. El esposo la llamó por teléfono varias veces para saber dónde estaba, y cuando volvió al domicilio comenzó a reprocharla que hubiera estado hablando por teléfono.

Pasados unos minutos, volvió a exigir a su mujer que le enseñara el móvil y al no hacerlo el condenado trató de quitárselo por la fuerza, produciéndose un forcejeo y cayendo al suelo, sin que conste que ella sufriera lesiones

Al día siguiente, tras el hecho anterior, el acusado pidió a la esposa que le acompañara de nuevo a la habitación para dormir juntos, a lo que se negó, diciéndole que ya sabía lo que iba a pasar si accedía a sus pretensiones. Ante la negativa, el acusado la cogió por los brazos y las piernas y la obligó a meterse en la cama juntos, momento en el comenzó a acercarse y a frotarse contra ella, llegando el acusado a eyacular por frotamiento.

Pese a la resistencia ofrecida e intentar apartarle con las piernas y con los brazos, llegó un momento en que ella ya no pudo más y el acusado consiguió penetrarla vaginalmente.

Además de todo ello, y ante las sospechas del acusado de que su esposa pudiera tener otra relación, en varias ocasiones, y con el objeto de amedrentarla, se dirigió a ella realizando manifestaciones tales como: "esto va a acabar muy mal", "luego dicen que algunos se cargan a las mujeres ¿Por qué es? Lo tienes muy claro, por estas cosas" o "no me extraña que a algunos hombres se les vaya la pinza y maten a las mujeres, si les están poniendo los cuernos"....

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