Proyecto '50más50', el poder también lo tienen ellas

  • La fotógrafa Beata Praska visibiliza a directivas mayores de 50 años a través de retratos contemporáneos.
Beata Praska, Ana Helena Chacón, Ana Isabel de Cos y Eduvigis Ortiz.
Beata Praska, Ana Helena Chacón, Ana Isabel de Cos y Eduvigis Ortiz.
© BEATA PRASKA
Beata Praska, Ana Helena Chacón, Ana Isabel de Cos y Eduvigis Ortiz.

"Si no percibimos que las mujeres están totalmente dentro de las estructuras de poder, entonces lo que tenemos que redefinir es el poder, no a las mujeres", propone en Mujeres y poder Mary Beard.

Un ensayo en el que la historiadora repasa, desde la antigüedad clásica hasta nuestros días, la complicada relación de las mujeres con la vida pública, la política y el discurso. Grandes ‘padres’ de nuestra cultura, desde Aristóteles hasta Darwin, defendieron la inferioridad de la mujer. Hoy, a pesar de la presencia en la agenda pública de las demandas feministas –traducidas a un mayor número de mujeres en puestos de poder–, la brecha de género sigue abierta.

Tal y como apunta ONU Mujeres, "las mujeres son jefas de Estado o de Gobierno en 22 países, y únicamente el 24,9 % de los parlamentarios nacionales son mujeres. Al ritmo de progreso actual, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años".

Una falla que se pronuncia incluso más si tenemos en cuenta la edad, pues conforme las mujeres cumplen años su presencia en la vida pública se desvanece de forma considerable. "El modelo de liderazgo que practican las mujeres maduras es muy completo", declara a 20minutos Beata Praska, fotógrafa, socia de la fundación Woman Forward y creadora de 50más50, un proyecto que busca dar visibilidad a mujeres mayores de 50 años en puestos directivos a través de retratos contemporáneos.

"Todavía las mujeres vamos a la sombra, secundando no solo a ciertos hombres, sino, en ocasiones, a cierto estilo de liderazgo femenino masculino. Un modelo que no pone en valor ni potencia aspectos propios de un liderazgo practicado por la mujer, como son la escucha, la paciencia, la flexibilidad, la humildad, la falta de necesidad de ponerse en primer plano, el servicio incondicional, etc. No tenemos que secundar a los hombres. Tenemos que valorarnos por nosotras mismas, y eso está cambiando".

Liderazgo inclusivo

Sería el pragmatismo, según Praska, una de las cualidades más destacadas. "La practicidad ha marcado nuestras toma de decisiones, pues es una habilidad que a menudo hemos necesitado para lograr la supervivencia de las personas a través de los cuidados, la empatía y la cercanía. Algo que estamos viendo particularmente en la resolución de los problemas que ha traído consigo la pandemia. Es una combinación perfecta entre la toma de decisiones y la sensibilidad por las personas. También la generosidad es una forma de liderazgo. Un liderazgo inclusivo, al servicio de los demás", explica. "La mujer es menos triunfalista. Su manera de ejercer poder es más silenciosa, haciendo resaltar el labor de su equipo".

Conciliación: mito o realidad

En muchos casos, compaginar la vida laboral con la personal no es factible. Cumplir con el compromiso profesional y cuidar de la familia y el hogar, pero a costa de la salud, no es conciliar, sino realizar tareas no remuneradas que apenas dejan tiempo libre para el ocio o el descanso.

"La conciliación depende de cómo cada persona la entiende. Si consiste en mantener un trabajo de larga jornada y al mismo tiempo disfrutar de la familia, yo personalmente no he sido capaz. Para mí, trabajar diez horas diarias ha significado no poder disfrutar de ser madre como me hubiera gustado. Por eso elegí hacer una pausa de varios años en mi vida profesional: para poder criar a mis hijos con todas las consecuencias asumidas. Y tuve que reinventarme después", asegura la fotógrafa.

"Pero ese es mi caso. Otras mujeres son más fuertes. Conozco a muchísimas que han podido combinar ambas facetas. La mayoría de las participantes de 50más50, por ejemplo. Ellas son heroínas que lucen conquistas profesionales al mismo tiempo que mantienen una familia unida. Y han superado barreras en años pasados en los que la igualdad era un reto todavía más desafiante".

El edadismo

La edad es uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan las mujeres maduras en el campo profesional. A pesar del gran nivel de formación y de la experiencia que otorgan los años, reinsertarse en el mercado laboral tras la pérdida de un puesto o, incluso, promocionarse dentro de una empresa, es difícil. Una traba que endurece, todavía más, ese "techo de cristal" que impide, entre otras cosas, que se alcance la igualdad en el ámbito profesional.

"Es difícil poner en valor la experiencia para poder alcanzar mayor rentabilidad, sobre todo ahora, por las carreras en zigzag. No es algo de lo que se hable, no siempre es visible, no es algo que se ponga en el currículum, pero es un problema real", manifiesta.

Inspiración y mentorazgo

"Los contactos y las relaciones personales siempre son importantes", afirma Praska. "Sin embargo, considero que lo primordial es la relación que mantengo conmigo misma. Sentirme fuerte y atreverme con ciertos pasos, como la creación del proyecto tan increíble que es para mí 50más50. Me llena de manera profunda y me ha permitido conocer mujeres luchadoras, ejemplares y valiosas, que compaginan altos cargos en su vida profesional con su vida familiar. Esas mujeres son mi gran inspiración. Marcan diferencia en lo social. Me siento afortunada de haberlas conocido, de que hayan confiado en el proyecto".

Poder: de sustantivo a verbo

Mary Beard propone redefinir la idea de poder para que no sea tan elitista y sí más colaborativo. Un poder en el que las habilidades propias del liderazgo femenino tengan más espacio e influencia. "Nos referimos al poder de forma muy estricta y limitada, como si se tratara de un objeto de propiedad que solo muy pocos —en su mayoría hombres— pueden poseer o ejercer", afirma.

Si la estructura del poder está codificada como masculina, entonces hay que cambiarla. Para ello, sugiere, hay que "pensar en el poder como atributo o incluso como verbo ("empoderar"), no como una propiedad".

Mujeres en el proyecto '50más50'

Beata Praska, 53 años. Economista y fotógrafa. 17 años de experiencia internacional en el ámbito de la energía –petróleo y electricidad–, en el ámbito comercial y en inversiones e ISG; ha trabajado para empresas como Endesa Europa, Elf Aquitaine o Texas Utilities. Directora y fundadora de un estudio de fotografía artística en Madrid.

La fotógrafa Beata Praska.
La fotógrafa Beata Praska.
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Ana Helena Chacón Echeverría, 59 años. Licenciada en la Universidad Latina de Costa Rica. Actualmente es la embajadora de Costa Rica en España. Fue vicepresidenta de la República de Costa Rica entre 2014 y 2018; diputada de la República de 2006 a 2010 y viceministra de Seguridad Pública de 2002 a 2006.

Ana Helena Chacón Echeverría
Ana Helena Chacón Echeverría.
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Ana Isabel de Cos Blanco, 64 años. Es doctora en Medicina y Cirugía. Asimismo, es especialista en Endocrinología y Nutrición. Es Magister en Bioética y cursó un Máster en Gestión de Calidad Hospitalaria. Actividad clínica en el Hospital La Paz de Madrid y docente en la Universidad Autónoma de Madrid.

Ana Isabel de Cos Blanco.
Ana Isabel de Cos Blanco.
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Eduvigis Ortiz Moronta, 51 años. Líder de Alianzas Estratégicas en la empresa SAS. Fundadora y presidenta de Women4Cyber Spain. Ingeniera industrial con 30 años de experiencia en consultoría de negocios y sistemas de información. En los últimos años, enfocada en analítica de datos y ciberseguridad.

Eduvigis Ortiz Moronta.
Eduvigis Ortiz Moronta.
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