Un estudio confirma que los cazadores epipaleolíticos usaban conchas para trabajar

  • Un 30 por ciento de los bivalvos marinos recuperados en este contexto fueron utilizados como instrumento de trabajo.
  • Algunas habrían sido empleadas para procesar materias como ocre, madera y fibras vegetales
Imagen de las conchas analizadas
Conchas analizadas en una imagen de archivo.
UMU
Imagen de las conchas analizadas

Un estudio encabezado por el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) ha demostrado que los cazadores-recolectores epipaleolíticos utilizaron un 30 por ciento de las conchas del yacimiento de La Balma del Gai (Barcelona) para desarrollar actividades productivas.

Al frente de este trabajo está el investigador del IIIPC David Cuenca, junto a Ignacio Clemente-Conte (CSIC-IMF), Lluís Lloveras, Pilar García-Argüelles y Jordi Nadal (Universidad de Barcelona).

Las excavaciones del yacimiento de La Balma del Gai han permitido recuperar gran cantidad de caracoles continentales y algunas especies marinas recolectadas por los grupos cazadores-recolectores de esta época, informa el IIIPC en un comunicado.

En estos contextos, algunas conchas de origen marino se emplearon como ornamento personal y como alimento, pero en este caso la principal novedad está en que algunas de ellas también habrían sido utilizadas como instrumento de trabajo en el propio yacimiento.

De esta forma, aparte de analizar todos los restos de conchas marinas desde una perspectiva basada en el análisis funcional, ha sido posible mostrar que algunas habrían sido empleadas para procesar materias como ocre, madera y fibras vegetales.

Los resultados obtenidos muestran que, aproximadamente, un 30 por ciento de los bivalvos marinos recuperados en este contexto fueron utilizados como instrumento de trabajo. La investigación desvela la existencia de una planificación detallada de todas estas actividades desarrolladas por los grupos de cazadores-recolectores.

Además, los instrumentos de concha habrían sido utilizados para realizar diferentes actividades, especialmente relacionadas con el curtido de la piel de conejo.

Estos instrumentos se emplearon para obtener polvo de ocre, utilizado posteriormente para endurecer la piel, y también para extenderlo durante el proceso de curtido de cuero, realizado sobre todo a partir de instrumental lítico.

Además, el estudio propone que el uso de las conchas vinculado al alisado o pulido de madera y al procesado de fibras vegetales se habría orientado a la fabricación de infraestructuras como cuerdas y marcos, necesarios para estirar y curtir las pieles.

Y se ha reconstruido la cadena operativa relacionada con un proceso fundamental para estos grupos de cazadores-recolectores, como es el curtido de la piel.

El hallazgo se une a la documentación en este yacimiento de más de 15.000 restos de conejo. Muchos de ellos presentan marcas de corte directamente relacionados con un procesado de los huesos cuidadoso, indicativo de un especial interés por una adecuada extracción de la piel de estas presas.

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