Un mercado sin ley en el Besòs exaspera a 'paradistas' y vecinos

  • Vendedores ilegales acosan a los clientes ante la pasividad municipal.
  • Hay hurtos, amenazas y los vigilantes han dimitido.

Vendedores ambulantes ilegales a cada paso con alimentos, prendas de ropa y todo tipo de productos, robos continuos en medio del bullicio e incluso amenazas a los paradistas y clientes que rechistan. Este es el panorama que reina en el mercado municipal del Besòs, a caballo entre Barcelona y Sant Adrià.

Hay que mantener los ojos bien abiertos, una mano en el carro de la compra y otra en el monedero

La venta ambulante «es un problema que ha estado toda la vida» en este mercado, tal como reconocía a 20 minutos el teniente de alcalde de Hisenda y Promoció Econòmica del ayuntamiento barcelonés, Jordi William Carnes.

Pero si antes el fenómeno se reducía a ofrecer ropa interior en la entrada; ahora, policía, paradistas y clientes confirman que grupos de vendedores ilegales, hombres y mujeres, vienen desde otras localidades, como Granollers o Parets del Vallès, y montan un mercado paralelo de embutidos, fruta y otros productos alimentarios que se venden sin control.

Lo que necesita este mercado es mano dura

«Hay que mantener los ojos bien abiertos, una mano en el carro de la compra y otra en el monedero», recomienda Pepe, un usuario que califica este mercado como «zoco». «Aprovechan el bullicio y llegan incluso a llevarse carritos y bolsas de la compra aprovechando distracciones», apunta una vendedora. Todos ellos prefieren conservar su anonimato por miedo a represalias.

Y es que, paradistas y vecinos que se han encarado a los vendedores ambulantes denuncian que han sufrido amenazas por parte de estos clanes. «Lo que necesita este mercado es mano dura», reclamaba otra vendedora, y criticaba duramente la «pasividad» policial. La Guàrdia Urbana de Barcelona asegura que mantiene «un dispositivo permanente» en el mercado. El gerente del Institut Municipal de Mercats, Jordi Torrades, admite que se contrató incluso a seguridad privada, «pero dimitieron en dos meses por amenazas».

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