La Policía, la política y la división entre los presos debilitan a la banda terrorista ETA

"El nivel organizativo de ETA no atraviesa los mejores momentos". Ésta fue la frase utilizada el domingo  por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para subrayar la debilidad que sufre la banda.

Las detenciones continuas revelan las dificultades de organización de los etarras, puestas en evidencia tras la detención el sábado de Jurdan Martitegi, el tercer jefe militar de la banda que cae en apenas cinco meses.

Junto a Martitegi fueron detenidos otros dos presuntos etarras. La operación concluyó con seis arrestos más en Euskadi. Este nuevo descabezamiento se produce en vísperas de la investidura de Patxi López, el primer no nacionalista que asumirála dirección del Gobierno vasco. Aunque ETA siempre ha mostrado desprecio por el Ejecutivo autónomo, se verá afectada directamente por decisiones del gabinete del PSE-EE, como la retirada de las ayudas a familiares de presos para que los visiten.

López ya advirtió de que "no habrá espacios públicos para la impunidad", ni siquiera para fotos o pancartas. La posible ilegalización de las listas que presumiblemente la izquierda abertzale presente a las elecciones europeas puede ser el siguiente capítulo. También en el terreno político, el apoyo firme de Sarkozy en la lucha antiterrorista es una baza contra la banda.

Mientras, la juez antiterrorista francesa, Laurence Le Vert, ha decidido aplazar al martes el traslado a París del presunto "número uno" de ETA, Jurdan Martitegi, y los otros dos supuestos terroristas detenidos el sábado en el sureste de Francia.

La magistrada ha empezado a analizar el contenido de los interrogatorios realizados a los tres detenidos, así como el material que se les confiscó, antes de su traslado a la capital francesa, según dijo un portavoz de la policía.

El malestar parece visible ya entre algunos reclusos de ETA. "

Hay 200 o 300 críticos (...) la gente está pensando en sus familias y en que así ya no llegamos a nada. Hay que cerrar", afirmaba un detenido en unas conversaciones internas. El debate abierto en las cárceles ha comenzado a centrarse en la propia utilidad del terrorismo y en la
posibilidad de poner fin a la violencia y apostar por la vía política.

En el exterior, según publicó el domingo
El País, Josu Urrutikoexea,
Josu Ternera, ha regresado a la dirección de la banda y aboga por
impulsar un nuevo proceso de negociación con el Gobierno español. Mientras tanto,
Arnaldo Otegi ha recuperado su protagonismo político de manera pública, y también
reivindica la vía del diálogo.

Todos estos factores parecen colocar a
ETA al borde del abismo. Pero, hasta el último suspiro, la banda parece dispuesta a matar. Así, Rubalcaba aseguró el domingo, tras alabar la operación policial, que Martitegi se citó con el jefe del comando desarticulado en el País Vasco para darle un
El miedo se ha extendido de forma llamativa
Mientras tanto, en los últimos meses, acuciada por la necesidad, la organización armada ha intentado
captar antiguos militantes exiliados y con experiencia para que vuelvan a participar activamente en la lucha armada, como publicó
20 minutos.

Además, el domingo TVE dio a conocer un
documento interno de la izquierda abertzale en el que reconoce su debilidad y añade que
"el miedo se ha extendido de forma llamativa" y que su"actividad se ha reducido a mínimos", lo que supone otro golpe de su base social.
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