¿Qué hay detrás de las seis 'bolas de fuego' que han sobrevolado España en las últimas tres semanas?

Imagen de una brillante bola de fuego provocada por una roca de un asteoride visible de madrugada en puntos de Sevilla y Cádiz.
Imagen de una brillante bola de fuego provocada por una roca de un asteoride visible de madrugada en puntos de Sevilla y Cádiz.
EP/OBSERVATORIO DE CALAR ALTO
Imagen de una brillante bola de fuego provocada por una roca de un asteoride visible de madrugada en puntos de Sevilla y Cádiz.

Durante este mes de marzo muchas miradas y telescopios han apuntado al cielo en busca de un fenómeno poco común, pero que sin embargo se ha repetido hasta seis veces en los últimos 17 días, las coloquialmente llamadas 'bolas de fuego'. Realmente, se trata del paso de un trozo de asteroide o cometa al entrar en contacto con la atmósfera terrestre.

Sevilla, Málaga, Badajoz o Huelva son algunas de las provincias por las que han sobrevolado estos cuerpos celestes a una velocidad vertiginosa, pero pudiendo ser observados con relativa facilidad. Se produjeron durante la noche y se han obtenido diversos vídeos y fotografías, que muchos usuarios han compartido por redes sociales. 

El organismo encargado de recoger esta información, estudiarla y documentarla es el Instituto de Astrofísica de Andalucía, perteneciente al CSIC. Más concretamente, lo realizan los detectores del proyecto SMART, en el que participa Jose María Madiedo. El experto señala a 20Minutos que se han dado tantas 'bolas de fuego' en el mes de marzo porque "estamos en una época donde hay una alta actividad de lluvias de meteoros, más concretamente, en este mes es la lluvia de estrellas conocida como las 'virginidas', con la que se asocian las 'bolas de fuego vistas en las últimas semanas".

Madiedo explica que, a pesar de ser una lluvia con una actividad "muy pequeña", destaca todos los años por generar "lluvias de fuego muy llamativas" entre marzo y abril, que son sus meses de actividad. "Son similares a la lluvia de las 'perseidas', que es más conocida y ocurre en agosto, pero con bastante menor intensidad", apunta el científico.  

Viajan a 260.000 kilómetros por hora y se desintegran a 70 kilómetros de la Tierra

Cuando se observan estos cuerpos moviéndose en el cielo, es siempre difícil imaginar qué velocidad llevan o si lograrán impactar en la Tierra antes de desintegrarse. Desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía señalan que la velocidad a la que viajan varía entre los 43.000 y los 260.000 kilómetros por hora, como también lo hace su forma o tamaño. Su desintegración suele estar siempre a una distancia de entre 70 y 80 kilómetros de la Tierra, por lo que el riesgo real de que llegue a impactar un meteorito es mínima. 

"La inmensa mayoría se desintegra mucho antes de llegar al suelo, porque van a una velocidad tan grande que, al entrar en la atmósfera, el rozamiento con el aire es tan brusco que hace que la roca se vuelva incandescente y alcance temperaturas de miles de grados centígrados. Es muy raro que una roca logre impactar en la Tierra, para que eso suceda debe ser una roca equivalente al tamaño de un edificio de seis plantas, es decir, un diámetro de entre 20 y 30 metros", detalla Madiedo. 

Cuando el tamaño es menor a un edificio, como sucede prácticamente en la totalidad de las veces, lo máximo que pueden producir son "sonidos muy fuertes, porque la mayoría de estas rocas viajan a la velocidad del sonido y la rompen, pudiendo provocando un estruendo o un mínimo temblor en el suelo", explica el experto del CSIC.

Además, apunta que es mucho más habitual ver bolas de fuego provocadas por rocas de pequeño tamaño. Las que son "como un grano de arena o incluso menos" son las consideradas estrellas fugaces. Sin embargo, para que provoque una bola de fuego, la roca debe tener "por lo menos el tamaño de una aceituna o una nuez". Asimismo, cuanto más grande sea y más rápido se mueva, más brillante será la bola de fuego. 

El proyecto SMART: 90 cámaras repartidas por todo el país para detectar cualquier entrada a la atmósfera 

El CSIC ha creado el proyecto SMART, dentro del Instituto de Astrofísica de Andalucía. Este cuenta con una serie de detectores que operan en el marco de la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa, que tienen como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.

"Consiste en utilizar una serie de detectores, que son cámaras de muy alta sensibilidad. Están vigilando continuamente el cielo, y cuando entra en la atmósfera terrestre un fragmento de roca, asteroide o cometa, este entra en llamas y la cámara la detecta, aportando todo tipo de detalles como cuál era su trayectoria, su composición química, velocidad, temperatura... Todo ello con las cerca de 90 cámaras repartidas por todo el país", explica Madiedo. 

Por último, para los curiosos y aficionados a este tipo de eventos, el experto apunta que son fenómenos impredecibles y que por lo tanto no hay una manera concreta de poder observar una de estas 'bolas de fuego'. Sin embargo, hay épocas del año donde son más frecuentes, como sucede con las 'perseidas' en agosto. Así, de cara al futuro inmediato, se espera una bajada de la intensidad de estos fenómenos hasta que lleguen los meses de verano.  

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