58.400 granadinos salieron a trabajar a otras ciudades el año pasado

  • Son 12.500 más que los procedentes de otras provincias contratados aquí.
  • Los de Granada se marchan, sobre todo, a Málaga, Jaén, Almería y Madrid.
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pocos camareros tienen contratos fijos
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pocos camareros tienen contratos fijos

El año pasado unos 58.400 granadinos se tuvieron que ganar el pan fuera de la provincia. La cifra corresponde al número de contratos realizados a residentes en Granada para trabajar en otras provincias españolas, según figura en el informe anual sobre movilidad laboral que acaba de publicar el Inem.

Por contra, a Granada vinieron de fuera cerca de 46.000 trabajadores, contratdos por empresas o instituciones de aquí. Es decir, Granada fue en 2008 una provincia emisora de trabajadores: se fueron más de los que vinieron, en torno a 12.500. Una realidad que se ha ido repitiendo en los últimos años.

Según el Inem, Granada es una de las provincias españolas con mayor saldo negativo de empleados (diferencia entre los que vienen y los que se van). Sólo hay tres territorios que exporten más trabajadores: Cádiz, Alicante y Cáceres, por este orden.

No obstante, el número de contratos producto de la movilidad laboral respecto al total de contrataciones no es de los más altos. Los granadinos que se van fuera representan en torno al 15% del total de contratos de trabajo que se suscriben en la provincia. Y los que vienen suponen el 12%. En varias provincias esas tasas llegan o superan el 20%.

A la hora de marcharse a trabajar fuera, los granadinos encuentran trabajo, sobre todo, en las provincias limítrofes. Málaga es el principal destino laboral, con cerca de 8.400 contrataciones el año pasado. Le sigue Jaén (8.150) y Almería (algo más de 7.000 contratos). Después está Madrid (unos 6.200), que recibe trabajadores de toda España.

Se van porque faltan industrias

Para Juan Pérez, secretario de Empleo de CC OO, los motivos están muy claros: «Esta situación se debe a que Granada tiene una producción industrial muy baja y la que hay se va al garete».

A juicio de Pérez, «las pocas oportunidades que hay corresponden al sector servicios, salvo la zona de campo de Zafarraya, por lo que la gente tiene que marcharse». Las consecuencias de este fenómeno: «poca productividad que repercute en el desarrollo de la provincia».

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