Prueban que los Austrias desaparecieron por un alto grado de consanguineidad

  • Las uniones entre parientes eran frecuentes en esta dinastía.
  • Este factor explicaría las dolencias de Carlos II "el hechizado".
  • Los próximos en ser estudiados serán los primeros borbones.
Retrato de Carlos II, con diez años.
Retrato de Carlos II, con diez años.
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Retrato de Carlos II, con diez años.

Los Austrias se extinguieron por una cuestión de consanguinidad (es decir el parentesco entre dos personas con el mismo antepasado). Así parece que lo han logrado constatar genéticamente unos investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela

"Hemos conectado la historia con la genética y hemos testado una teoría" que habían defendido los historiadores, ha dicho el científico Gonzalo Álvarez, quien ha agregado que la rama española de los Habsburgo desaparecieron en 1700 cuando, sin poder tener hijos, murió Carlos II, quien tuvo un coeficiente de consanguinidad muy alto.

Esta es una de las conclusiones de un estudio que se publica en la revista científica PLoS ONE y que, además de por Álvarez, está firmado por Francisco Ceballos y Celsa Quinteiro.

Este catedrático de genética ha señalado que, hasta la fecha, los historiadores habían dejado escrito que la de los Austrias (1516-1700) era una dinastía en la que se habían producido uniones por parentesco natural de varias personas que descienden de una misma raíz o tronco.

Además, se sabía que Carlos II, conocido como "el hechizado", padeció muchas enfermedades: sufrió raquitismo, no caminó hasta los cuatro o cinco años y no habló hasta aproximadamente los seis años, patologías que se creían que estaban provocadas por la consanguinidad.

Con estos datos, los historiadores habían formulado su teoría, pero "nadie se había preocupado de testarlo, desde un punto de vista genético, y eso es lo que hemos hecho", ha añadido este científico, quien ha detallado que, para ello, hicieron un árbol genealógico con hasta 16 generaciones anteriores a la de Carlos II y con más de 3.000 individuos para calcular el coeficiente de consanguineidad.

"Nos encontramos un poco de todo", pero en "algunos reyes" de la Casa de Austria en España el coeficiente de consanguinidad "era muy alto, en concreto el de Carlos II, donde el 25% de su genoma estaba en homocigosis" (la secuencia de un cromosoma es exactamente igual a la secuencia del cromosoma homólogo), según este investigador.

Álvarez, ha afirmado que "la consanguinidad induce a la homocigosis y ahí están los efectos perjudiciales de la consanguinidad". Además, según este catedrático, a mayor consanguinidad, mayor mortalidad infantil, algo que era habitual en esta dinastía y que resultaba extraño, pues "eran los niños mejor atendidos del mundo".

Otra de las cosas que estos científicos han hecho ha sido la de, a partir de la información de la genética clínica actual, intentar buscar qué tipo de mutaciones que provocan enfermedades podrían explicar la sintomatología que tuvo el rey Carlos II debidos seguramente a la consanguinidad.

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