El Ayuntamiento de Alicante va a poner en marcha de forma «inminente» un servicio de inspección y vigilancia en los parques, jardines y espacios públicos para acabar con los actos vandálicos que «dañan a la ciudad y destrozan el patrimonio de los alicantinos», según afirmó ayer Andrés Llorens, concejal de Atención Urbana.

En 2008 supuso un gasto para el Consistorio de un millón de euros.

Estos nuevos inspectores que custodiarán las zonas verdes de la ciudad, «una especie de vigilantes jurados uniformados, sin armas, con emisora y vehículo propio», según Llorens, podrán dar parte de las incidencias detectadas de forma inmediata a la Policía «para que actúen en consecuencia».

No será la única actuación para atajar el vandalismo. El Ayuntamiento también contratará a un grafólogo forense para detectar e identificar a los grafitteros que ensucian las paredes. «No es fácil por cuestiones jurídicas, pero se está aplicando con éxito en ciudades como Sabadell», explicó el edil.

Así, en el momento en el que la Policía detenga a un grafitero, «se le atribuirían las pintadas que coincidan con su patrón  de dibujo y así se podrá detener al vándalo en cuestión», comentó Llorens.

Cámaras de vigilancia

Asimismo, la Concejalía de Atención Urbana estudia la implantación de sistemas de videovigilancia en distintos parques como el Tossal, la Ereta, Pedro Goitía o zonas como la Plaza Nueva, y para ello presentará un proyecto a la Subdelegación del Gobierno.

«Se trabaja para emprender actuaciones que permitan ancionar a los autores de los actos vandálicos», concluyó Llorens.

La solución: contratar más policías

El PSOE rechazó ayer la contratación de vigilancia privada para actuar contra los actos vandálicos en alusión a la creación del cuerpo de inspectores municipales y apostó por ampliar el número de plazas de «Policía de barrio» y «recuperar la figura de los serenos».

El Ayuntamiento también iniciará en breve una campaña de concienciación contra el vandalismo.

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