Boat Beam: «Cada tema exige un estilo propio»

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Hasta primeros de mayo no se publica el debut de Boat Beam, Puzzle shapes, pero quienes las han visto en directo o han escuchado las canciones que han colgado en su MySpace han sucumbido a la música de este trío. Hordas de blogueros las han rebautizado incluso como las nuevas Au Revoir Simone: «No es una comparación correcta, porque nuestra música no tiene nada que ver con la suya. Ellas hacen música electrónica y nosotras música acústica. Lo único que nos une es que somos tres chicas».

El grupo se forma cuando la australiana Josephine Ayling aterriza en Madrid. Allí conoce a Alisha Buttke, que imparte con ella clases de idiomas. Pronto comienzan a dar conciertos. «En uno de estos conciertos conocimos a Aurora [Aroca] —cuenta Josephine—. Después de la actuación hablamos y decidimos hacer un ensayo juntas. Desde el primer momento que escuché el chelo con la viola no se podía dudar de que Boat Beam tenía que existir: sonaba tan profundo, fuerte y lleno que yo casi dejé mi guitarra». Desde ese momento, las únicas dificultades que encontraron por el camino eran de tipo técnico: «Cómo conseguir reproducir de la manera más fidedigna posible los timbres de estos instrumentos, traduciendo su organicidad en el sistema digital».

Una de las mejores bazas de Boat Beam es su amplitud de registros: desde el folk de The rain Pauly y Puzzle shapes a Falling over, una canción pop que recuerda a Lily Allen. «Cada tema es diferente, una historia distinta que exige un estilo propio. Por ejemplo, si la canción trata sobre una mujer con serios problemas, pues el tema debe ser melancólico e intenso. Si habla de un accidente de coche o un momento de frustración, tiene más energía. Es más, tratamos de cubrir muchas emociones en un concierto, y por eso se pueden escuchar momentos de jazz, de música clásica, de pop, de indie, de rock y de folk».

No en vano, entre sus fuentes citan, antes que a cualquier otro grupo de moda, a compositores clásicos como Satie o Debussy. «La música clásica ha sido una gran influencia», recalca Josephine. De hecho, sobre el escenario se valen de chelo, piano, melódica, viola y guitarras.

El próximo 30 de abril actúan en el Auditorio Julio Cortázar (Madrid).

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