La brucelosis es una enfermedad altamente contagiosa entre animales y a humanos de origen bacteriano causante en humanos de las conocidas popularmente Fiebres de Malta, han recordado desde Asaja en un comunicado.

En muchos casos, han dicho, deja secuelas poco agradables tras sufrir la enfermedad (se trata de una zoonosis que ha preocupado mucho en todo momento).

Los programas de control se iniciaron en España en 1976, gracias al desarrollo de la Ley de Epizootias de 1952 mediante una Orden Ministerial, que estableció medidas de profilaxis y lucha contra la brucelosis, basados en la vacunación de las hembras de reposición, aunque el nivel de vacunación no alcanzó los niveles adecuados.

En la década de los 80 las medidas de control se centraron en las Comunidades Autónomas más afectadas con programas de vacunación masiva, para posteriormente pasar a planes de erradicación que incluían, además, el diagnóstico y sacrificio de los animales positivos.

La plena implantación de este programa se acometió a partir de 1995 y en la década de los 2000 coincidiendo con la creación de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG), si bien, los datos resultantes de la implementación del programa nacional de erradicación a principios de dicha década mostraban un lento avance en su evolución.

En 2008 y 2009 el avance fue más importante y favorable en prácticamente todas las Comunidades Autónomas, tendencia que ha continuado en 2010 y hasta 2020 finalizando con este resultado tan esperado de ser calificados como territorio oficialmente libre de brucelosis Bovina-Caprina y Ovina.

Tras estos 45 años de trabajo conjunto de ganaderos, veterinarios, y administración principalmente a través de las Oficinas Comarcales Agrarias, se ha erradicado una enfermedad que también puede afectar a los humanos, por lo que se trata de una noticia con gran relevancia para la salud pública, han recordado.

El servicio de Sanidad Animal de la Delegación Provincial de Málaga ha tenido siempre un papel y objetivo fundamental en este sentido al ser la nuestra una provincia con una alta cabaña, sobre todo, de ganado caprino, habiendo llevado a cabo un arduo trabajo para llegar a esta erradicación.

El hecho de considerarse libre de esta enfermedad reporta beneficios a los sectores productivos al conllevar la normalización de las medidas de control, impuestas por la normativa europea, al facilitar el mantenimiento y la apertura de nuevas posibilidades comerciales y, además, añade un plus de seguridad para el consumidor.

El control se reduce ahora a chequear de forma aleatoria y puntual determinadas explotaciones. Es un fruto gratificante tras todo este tiempo de trabajo que ha costado mucho dinero a la administración y a los ganaderos, a los cuales se les abre un futuro más estable. A pesar de ello, la guardia no se puede bajar pues aún existen enfermedades contra las que seguir luchando. Actualmente, Málaga cuenta con 14.830 cabezas de ganado bovino y en el caso del ovino-caprino, concentra casi 420.000 animales.