Marta Miret: "La arquitectura ha de adaptarse a este contexto nuevo para dar respuesta a las necesidades"

El libro 'Pandemia y confinamiento mirado por los ojos de una arquitecta', escrito por Marta Miret Rodriguez (Zaragoza, 1981), reivindica una arquitectura más humanista, más amable, solidaria y más sostenible, que se adapte a los nuevos tiempos para responder a las necesidades.

La autora ofrece una reflexión sobre su profesión, su experiencia personal durante las semanas de aislamiento domiciliario, y el camino que debe tomar la arquitectura para resolver las carencias de los espacios que habitamos.

Además, este ensayo hace un recorrido por las pandemias acaecidas en la historia y los cambios que han provocado en la arquitectura y las ciudades.

Miret explica lo siguiente: "Estamos viendo la arquitectura como números, como objetos, cuando es algo más, relaciona a las personas con el espacio, y debe aportar empatía". Añade que, durante el confinamiento mucha gente se dado cuenta que ha llenado su casa de cosas y no se ha preocupado de cómo era la casa en si y, ahora, al estar tanto tiempo de confinamiento se han visto las carencias que tienen las viviendas, cómo se relacionan con el mundo exterior o cómo se pueden hacer diferentes modos de vida en el mismo lugar.

Según Miret, la arquitectura, que es un reflejo de la sociedad, ha de adaptarse a este contexto totalmente nuevo para dar respuesta a las necesidades: "Los arquitectos somos responsables del habitáculo que preparamos para el ser humano, debemos cambiar la mirada, tener en cuenta para quién hacemos los habitáculos".

Escribir este libro le ha servido como "catarsis" en el confinamiento, y rememora: "Estaba sola, pensé que no podía quedarme atorada en esta crisis, debía ordenar mis ideas, analizar lo que estaba pasando y construir algo, no dejarme llevar por la pasividad y negatividad".

Aparte de la vivencia personal de aquellas semanas, Miret habla de las pandemias que han asolado el mundo, cómo han sido vividas y las consecuencias que se han sacado de ellas porque "para entender el presente hay que empezar por comprender el pasado". En su libro resalta que "la arquitectura, el urbanismo, la habitalidad y la salubridad han tomado parte activa para contener o apaciguar algunas de las pandemias".

A modo de ejemplo, el cólera cambió el urbanismo de Inglaterra, y la mal llamada "gripe española" contribuyó a la aparición la Bahaus. "En tiempos de grandes crisis, en épocas convulsas se unen todas las disciplinas para afrontar lo que está pasando y dirigirnos hacia un nuevo lugar", apostilla.

La arquitecta ha mencionado que en septiembre del año pasado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Layen, propuso una nueva 'Bahaus europea', como parte del plan de recuperación del coronavirus, una iniciativa interdisciplinar para diseñar futuras maneras de vivir, que tendrá en cuenta el arte, la cultura, la inclusión social, la ciencia y la tecnología. "Se trata también de impulsar un proyecto más social, una arquitectura más humanista", recalca.

UNA DISCIPLINA MUY HERMOSA

Marta Miret dice que su libro va dirigido, sobre todo, a los que no son arquitectos para que conozcan qué es la arquitectura y cómo perdura en el futuro: "Es una disciplina muy hermosa que se está perdiendo, quiero reivindicarla".

Esta zaragozana recibió un premio de la Politécnica de Milán, por el proyecto 'Glas Eraikuntza', un edificio de 14 viviendas construidas en cooperativa en el barrio bilbaíno de Ametzola, una zona reindustrializada. Reconoce que durante el confinamiento le ha alegrado pensar que "los vecinos estarían bien en ese lugar, con unas ventanas gigantes y con espacio público dentro el edificio, con varios lugares de encuentro".

"La arquitectura es para todos", asevera Miret con convencimiento. Y se ha preguntado que "cuando en el verano pasado se produjo en Aragón un rebrote de coronavirus, y se hablaba de los temporeros que vivían en el barrio de Delicias, afinados en pisos, por qué no se tuvo esto en cuenta antes". En su opinión, "es imprescindible preparar los habitáculos salubres, ya se debería haber aprendido esto de otras pandemias".

Ha detallado que "la arquitectura es algo que pasa entre la persona y el espacio, es esa conexión de la manera en la que las personas utilizan el lugar y como crean el lugar, es la relación entre la persona y el exterior, el mundo".

"Cada sociedad, cada persona vive una arquitectura diferente, entonces el arquitecto tiene que ver cómo se va a percibir la arquitectura en la sociedad actual y proyectar cómo se va a vivir en la sociedad posterior", cómo va a ser utilizada con el paso de los años, ha expuesto. Por ello, "hay que ir hacia algo más social, hacia algo más ecológico y, desde luego, hacia algo que sea menos controlado por la economía".

En ese sentido, Miret hace hincapié en la transparencia de esta disciplina, "que no es solo el objeto hoy, sino lo que ha sido, que está siendo y va a ser en el futuro porque los lugares perduran en el tiempo y pueden pasar muchas personas por ese espacio".

Con esta pandemia, la gente está mirando más casas en el campo porque "se ha dado cuenta de que su prioridad no es vivir en la ciudad sino en un lugar mejor y han pensado que necesitan contacto con la naturaleza". Con las nuevas tecnologías, el teletrabajo es un hecho, "en muchos países ya era un hecho, no como fruto de las pandemia, aunque en España sí que se va a notar, hay más gente trabajando en su segunda residencia, que se ha convertido en su primera residencia y, desde ahí puede hacer todas las funciones del trabajo".

ESPACIO PÚBLICO

En lo que respecta al urbanismo, el espacio público, "hay que cambiar de mentalidad". Las calles, las plazas, las áreas de recreo "tienen que ser más amables, también el espacio privado, donde ahora se ha valorado mucho disponer de una terraza, y en los colegios los espacios tienen que ser tratados de otra manera, no se pueden delimitar con líneas en el suelo. Está fallando todo el sistema", escribe Marta Miret.

La autora aboga por hacer varios planos de usos para la misma ciudad y, por ello, apunta en su libro que los arquitectos deben estar presentes, coordinar y empujar para que en cada plan general existan diferentes situaciones de uso, adaptándolas a contextos actuales y con validez para el futuro.

A Marta Miret le gusta viajar, ver las ciudades del mundo. De la suya, Zaragoza, afirma que con la Expo 2008 "ha cambiado siglos, ha recibido un gran impulso".

Precisamente está haciendo su pretesis sobre la Plaza del Pilar: "Me interesa mucho ver que fue, en que se ha ido convirtiendo y la forma en la que los ciudadanos han ido viviendo ese lugar y lo han hecho suyo".

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