El arma secreta que hace al algodón el mejor material en las mascarillas reutilizables contra el coronavirus

  • Un estudio ha probado materiales de mascarillas en condiciones de alta humedad que imitan el aire expulsado por la boca.
Fibras de algodón (izquierda) y poliéster (derecha), al microscopio.
Fibras de algodón (izquierda) y poliéster (derecha), al microscopio.
E.P. Vicenzi / Smithsonian Museum / NIST
Fibras de algodón (izquierda) y poliéster (derecha), al microscopio.

La mascarilla se ha revelado como una de las principales herramientas en la lucha contra el coronavirus. Su eficacia depende en gran medida del material que se emplee. Los investigadores siguen trabajando para saber cuáles son los mejores materiales y los más seguros.

Tal y como recoge Science Alert, autoridades sanitarias como la Organización Mundial de la Salud o los CDC estadounidenses recomiendan máscaras de tela para el público en general, basándose en sus conclusiones. Pero algunos de estos estudios pasaron por alto un factor importante: estas telas que cubren la cara terminan húmedas por nuestro aliento.

Ahora, un equipo de investigadores ha probado materiales de mascarillas en condiciones de alta humedad que imitan el aire expulsado por la boca. "Este nuevo estudio muestra que las telas de algodón en realidad funcionan mejor en máscaras de lo que pensamos", dijo el científico de materiales Christopher Zangmeister, del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE UU (NIST).

Zangmeister y sus colegas probaron nueve tipos diferentes de algodón y seis tipos de fibras sintéticas, incluidos el poliéster y el rayón, con un 99% de humedad (aproximadamente lo húmedo es nuestro aliento) y un 55% de humedad.

El resultado mostró una diferencia notablemente visible en el rendimiento del algodón. Mientras que las telas sintéticas, que también tuvieron un desempeño deficiente en comparación con el algodón seco, no cambiaron el desempeño en condiciones de humedad, las telas de algodón aumentaron su capacidad para capturar partículas en un 33%.

Los investigadores utilizaron partículas de sal de varios tamaños como sustituto de prueba de las partículas de aerosol y gotitas que transportan virus, y estas parecían absorber parte de la humedad atrapada por las fibras de algodón que atraen el agua. Las partículas aumentan de volumen, lo que dificulta su paso a través de la tela sin inhibiciones.

Sin embargo, las fibras sintéticas repelen el agua, por lo que no crean el ambiente húmedo dentro de la máscara para que ocurra esta inhibición. Tampoco hubo cambios en las mascarillas médicas, pero están diseñadas para funcionar a niveles altos en todas las condiciones (niveles equivalentes a los del algodón).

El tipo de algodón con mejor rendimiento fue la franela de algodón, según los resultados. Las imágenes microscópicas de los materiales revelan una marcada diferencia en la estructura: un patrón de tejido ordenado en poliéster sintético en comparación con la caótica red de fibras entrecruzadas que le dan a la franela su tacto suave al tacto.

Los investigadores del NIST creen que este lío de fibras es lo que aumenta la posibilidad de que las partículas en el aire que pasan a través de la máscara choquen y se adhieran a la tela.

Sin embargo, todo esto no significa que las mascarillas húmedas sean mejores: si tu mascarilla se moja, debes reemplazarla. La cantidad de líquido presente en las máscaras en estas condiciones húmedas asciende solo a unas pocas gotas, lo que no altera la transpirabilidad del material; el equipo descubrió que la presión del aire en ambos lados de la tela se mantuvo relativamente similar.

Las investigaciones sugieren que poseer un montón de máscaras reutilizables que se puedan lavar a máquina juntas es la opción más ecológica para mantenerse a salvo.

Si bien el equipo dice que se requiere más investigación para apreciar completamente las interacciones entre las mascarillas, la humedad y la transmisión de partículas de aerosol, su estudio ha contribuido a los primeros estándares internacionales para máscaras de tela destinados a frenar la propagación de la Covid-19. "Para comprender cómo funcionan estos materiales en el mundo real, debemos estudiarlos en condiciones realistas", zanjó Zangmeister.

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