Un anciano de "sonrisa contagiosa" que murió por coronavirus, la carta anónima de una misteriosa enfermera y una familia agradecida

  • Los familiares de Gregorio, fallecido durante la primera ola de Covid-19, recibieron en enero una emocionante carta anónima de una de las enfermeras que le atendió
  • Laura, su nieta, quiere agradecer la labor de los sanitarios y "reivindicar la sanidad pública"
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Gregorio
Gregorio, un paciente del Hospital Universitario de Getafe que falleció por Covid-19
Laura Cañadilla
Gregorio

"Una sonrisa contagiosa, que alegra el alma y cura", la de Gregorio, que falleció con 88 años en marzo de 2020 en el Hospital Universitario de Getafe por Covid-19, fue la inspiración para que una misteriosa enfermera escribiese la carta que Concepción recibía el pasado enero en su buzón. Una misiva que ahora guarda como el último recuerdo de Gregorio, su marido, el hombre que con su mirada "regaló un mundo" a esta sanitaria entre el caos "ensordecedor" que provocó la primera ola de la pandemia.

Paradójicamente, que Concepción no sepa leer no ha impedido que estas palabras, profundas y literarias, provoquen una emoción desmedida entre los que sí han podido ser testigos del relato de aquella noche de marzo en el centro hospitalario madrileño. Y esto ha sido posible gracias a Laura, la nieta del protagonista de esta historia, que desea no solo homenajear a su abuelo por haber sido "un paciente excepcional", sino que también pretende hacer público el agradecimiento de la familia a esta enfermera, que decidió mantenerse en el anonimato.

“Con su mirada me regaló un mundo aquella noche y estoy totalmente segura de que con su sonrisa se ganó el cielo…”

Fechada en abril, pero recibida en enero, la carta de la sanitaria comparte la experiencia, en primera persona, de lo que en aquel momento "parecía más un hospital de campaña o de guerra" en el que entre el "bullicio" de los trabajadores que luchaban por salvar vidas solo se escuchaba "silencio". Si bien, lo curioso del retraso de la entrega es que no se debió a una mala gestión del correo, sino a que la propia autora no se atrevió a enviarla hasta meses después. "Incluso intentó meterla personalmente en el buzón", cuenta Laura a 20minutos.

Gregorio tenía alzhéimer. Una enfermedad que le provocaba ansiedad en los momentos de lucidez, lo que, sumado a sus problemas respiratorios, le envió al hospital. Sin embargo, este caballero tan "especial" para su familia, destacaba por ser una persona que "nunca se ha quejado, aunque lo estuviese pasando mal".

Así que fue la sonrisa de este hombre en aquella oscura madrugada la que le regaló "un oasis en medio del desierto" a esta enfermera. "Una manera ideal para un comienzo de turno que fue muy duro", prosigue.

El estado del paciente era muy grave, y en lo único que pensaba esta profesional era "en su familia, en lo preocupados que estarían por Gregorio, por cómo estaban siendo esos momentos y fue en ese preciso instante donde concebí la posibilidad de escribir esta carta. Nunca pensé en que aquella conversación con Gregorio fuera su despedida, sino su recuerdo de ustedes", refiriéndose a la charla que ambos mantuvieron sobre sus hijos y nietos.

Lo curioso es que, pese a su enfermedad cerebral, el hombre mantenía su memoria y no paraba de hablar de su mujer, su Concepción. "¿Sabe en la película de Peter Pan cuando Campanilla le pide a Peter que elija su 'pensamiento alegre' para poder volar? Pues le aseguro que para su padre ese pensamiento era su mujer", le explicaba la sanitaria a los hijos de Gregorio en la misiva.

El rombo negro, que en el argot médico significa el fallecimiento, del 29 de marzo del 2020 fue el que le comunicó la noticia, ya esperada, a la enfermera. Eso sí, "leyendo la historia clínica me tranquilicé al saber que mis compañeras de la planta hablaban de lo tranquilo que estuvo durante todo el ingreso", subrayaba la experta, lo que se traduce como “no sufrimiento”, detallaba. Para asegurarles a sus familiares que sus últimos momentos no fueron "de sufrimiento, fríos y en soledad".

"Necesito que sepan que incluso estando malito fue un paciente excepcional", precisaba. Y es que, la mujer está segura de que "con su sonrisa se ganó el cielo”.

“Amo mi profesión y aunque con momentos tan duros como los que vivimos hoy, la amo aún más, porque gracias a historias como las vividas con su padre me doy cuenta de que la enfermería nos hace esencialmente humanos y esa es una cualidad que no quiero perder nunca”, confesaba la profesional entre sus palabras. 

"Gracias a historias como las vividas con su padre me doy cuenta de que la enfermería nos hace esencialmente humanos y esa es una cualidad que no quiero perder nunca"

El gesto de esta enfermera, que finalizaba con un abrazo para los parientes de este paciente "que le dejó huella", ha calado en los corazones de los seres queridos de Gregorio. Y aunque algunos aún no han tenido el valor de leer el escrito, todos y cada uno de ellos han querido aprovechar esta oportunidad para agradecer la labor de los sanitarios, en concreto el trabajo de esta profesional, y "reivindicar a favor de la sanidad pública".

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