Historia de un divorcio anunciado: casi dos años de desencuentros entre Ayuso y Aguado y un Gobierno roto

El vicepresidente Ignacio Aguado y la presidenta Isabel Díaz Ayuso, este jueves, en la Asamblea.
El vicepresidente Ignacio Aguado y la presidenta Isabel Díaz Ayuso, en la Asamblea.
Eduardo Parra/ EP
El vicepresidente Ignacio Aguado y la presidenta Isabel Díaz Ayuso, este jueves, en la Asamblea.

La relación entre Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado siempre ha tenido más sombras que luces y el divorcio de su Gobierno parecía la crónica de una muerte anunciada después de todo. Desde el principio, los desencuentros han sido casi constantes y se han mantenido hasta el final, es decir, hasta que la presidenta ha decidido disolver la Asamblea como respuesta a la moción de censura contra el PP en Murcia.

El último roce ha sido muy reciente y se dio cuando Aguado explicó en rueda de prensa que las personas vacunadas con las dos dosis contra el coronavirus deberían poder moverse libremente por todo el territorio nacional, una idea que se estudia en algunos países de la Unión Europea. Ayuso salió rápidamente al paso para decir que la "opinión" de Ciudadanos no concordaba con la del PP.

La influencia de Vox

Otro elemento que ha 'incomodado' más a Ciudadanos que al PP en el contexto de su acuerdo ha sido el papel de Vox. De hecho, el Gobierno autonómico no ha llegado aprobar los Presupuestos. PP y Cs cerraron un principio de acuerdo desde el Gobierno en enero pero luego se inició una negociación con Vox que no se ha resuelto, con elementos sobre la mesa como el llamado pin parental, que Ayuso ha encajado pero que no gusta en las filas naranjas.

Más allá de las diferencias personales, PP y Ciudadanos han marcado incluso distancia 'grupal' dentro del Ejecutivo. Por ejemplo, cuando Ayuso no invitó a Manuel Jiménez, consejero de Economía, de Cs, a una reunión con empresarios a finales del año pasado. Gota a gota, el Gobierno intentaba dar imagen de estabilidad, pero los desencuentros se sucedían.

El caso Avalmadrid

Seguramente el más notorio fue el relacionado con la creación de la comisión de Avalmadrid para investigar las presuntas irregularidades en la concesión de ayudas de la empresa pública al padre de la actual presidenta (ahora en funciones). En ese punto, Ignacio Aguado aseguró que no le temblaría "la mano" para luchar contra la corrupción. El mensaje de Cs se mantenía en los términos usados en campaña: son, dicen, el partido de la regeneración.

Tampoco se pusieron de acuerdo sobre Telemadrid. Isabel Díaz Ayuso era partidaria de la austeridad con la cadena pública, pero Aguado se desmarcó de ello y fue rotundo: "Lo que funciona no hay que tocarlo". Y es que en el contexto de la pandemia también se han visto distanciamientos, como el que se produjo cuando el consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, al pedir la intervención del Ejército, algo a lo que la presidenta se opuso y, sostuvo, sobre lo que no se le había consultado.

Posteriormente, Reyero acabaría dimitiendo. Durante la pandemia, protagonizó un desencuentro con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero (PP), por la gestión sanitaria de las residencias de mayores, principalmente por su postura crítica ante los protocolos de derivaciones hospitalarias.

Fue a cuenta de un borrador en el que se rechazaba el traslado de ancianos con discapacidad y con infección respiratoria que no pudieran caminar por sí solos a los hospitales durante la crisis sanitaria.

El ya exconsejero de Ciudadanos calificó de "inmoral" e incluso "ilegal" ese documento que, según Escudero, se trataba de un "borrador" enviado por "error" a los centros, una versión que contrasta con los hasta cuatro correos electrónicos enviados por Sanidad a Políticas Sociales pidiendo el traslado del texto a los centros.

¿Ha hecho bien Ayuso al convocar elecciones tras la moción de censura de Murcia?

El apartahotel...y el fichaje de Garrido

Ciudadanos y PP también mostraron sus diferencias en el caso Room Mate, que acabó con el cese del secretario general técnico de Políticas Sociales, Miguel Ángel Jiménez. Tenía relación con el alojamiento de Ayuso en un apartahotel propiedad de Kike Sarasola durante la fase más dura de la pandemia, justo cuando la propia presidenta pasó la enfermedad. Fue en mayo cuando el Portal de Transparencia de Madrid publicó una partida de más de 800.000 euros para Room Mate, en relación a la adaptación de sus hoteles para afrontar precisamente el colapso de pacientes. Alegaron que la publicación fue un "error humano", pero al PP no les convenció esa explicación.

Y es que incluso las discrepancias vienen desde mucho antes. Hay que remontarse incluso a la campaña electoral de mayo de 2019, cuando Ciudadanos anunció el fichaje de Ángel Garrido, expresidente de la Comunidad de Madrid con el PP, para sus listas. Garrido, ahora consejero de Transportes, iba a ir en las listas europeas de los populares, pero en un giro de guión se incorporó a las filas naranjas entre duras críticas a los planteamientos de Casado y Ayuso.

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